Ellas también dan el salto

Cinco españolas intentan dar continuidad a Arantxa y Conchita en Wimbledon

En la hierba del torneo de Wimbledon el tenis español constató que existe un relevo para Arantxa y Conchita. Cinco jugadoras, además de ellas dos, entraron en el cuadro principal y España constituyó un sólido grupo de siete jugadoras en el cuadro principal. Es una cifra que se viene repitiendo en todos los Grand Slam desde el Open de Estados Unidos 1996 y que incluso se superó el pasado mes de enero en el Open de Australia, con ocho participantes femeninas. La lluvia impidió ayer que la jornada se desarrollara con normalidad.Sin embargo, en ningún torneo anterior cinco españolas se habían clas...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En la hierba del torneo de Wimbledon el tenis español constató que existe un relevo para Arantxa y Conchita. Cinco jugadoras, además de ellas dos, entraron en el cuadro principal y España constituyó un sólido grupo de siete jugadoras en el cuadro principal. Es una cifra que se viene repitiendo en todos los Grand Slam desde el Open de Estados Unidos 1996 y que incluso se superó el pasado mes de enero en el Open de Australia, con ocho participantes femeninas. La lluvia impidió ayer que la jornada se desarrollara con normalidad.Sin embargo, en ningún torneo anterior cinco españolas se habían clasificado para la segunda ronda. Y es muy probable que al menos tres de ellas estén en la tercera, lo que constituiría un nuevo récord en Wimbledon. Una persistente lluvia impidió ayer la celebración de los partidos previstos. Como consecuencia, Magui Serna y Virginia Ruano siguen pendientes de su debú ante Watanabe y Dopfer, respectivamente. El cupo aún puede aumentar.

Son datos que evidencian un cambio en el tenis femenino español. A la sombra de Arantxa y Conchita, las dos únicas españolas campeonas del Grand Slam, un grupo de cinco jugadoras ha logrado hacerse un hueco en el circuito femenino. Su nivel está aún muy por debajo de los dos espejos en que se miran, pero han conseguido ya algunos resultados que acreditan su calidad.

Vivi Ruano alcanzó en 1995 los cuartos de final de Roland Garros, ganó recientemente el torneo de Cardiff y jugó la tercera ronda de París esta temporada. Gala León fue octavofinalista en Roland Garros 96 y ganó este año en Budapest. María Antonia Sánchez alcanzó las semifinales de Hamburgo, superando a Conchita Martínez. Cristina Torrens disputó los cuartos de final en Budapest. Y Magui Serna se clasificó para la tercera ronda del Open de Australia y de Roland Garros este año.

No son unos resultados como para lanzar las campanas al vuelo, pero resultan alentadores si se miran desde una perspectiva histórica. Nunca se había producido una movida sin-ffiar en el tenis femenino español. Y desde luego nunca se habían colocado tantas jugadoras entre las cien mejores del mundo. Ahora son seis. Pero en las próximas semanas serán siete. Y dos de ellas, Serna (51 mundial) y Ruano (53) ya están más cerca de Arantxa. y Conchita, ubicadas prácticamente en el grupo de las 50 mejores.

Los torneos puntuables para la WTA llegaron a ser entre 20 y 21 con dotaciones oscilantes entre 10.000 y 50.000 dólares en España. Esta temporada la cifra ha descendido a 17. Sin embargo, el problema es que ahora las jugadoras españolas necesitarían torneos de un nivel superior para seguir progresando. Y esos no van a Hegar. "Me parece increible que sólo haya un torneo de 175.000 dólares en un país como el nuestro, con dos jugadoras del nivel de Arantxa y Conchita y otras cinco entre las 100 primeras", indica David De Miguel, entrenador de Serna.

Magui, Vivi, María Antonia, Cristina y Gala aseguran que su salto cualitativo es el fruto básicamente de su trabajo. "Hemos debido hacer frente a todas las dificultades que nos encontramos en el circuito. Ahora logramos equilibrar los presupuestos anuales, pero llegar a esa situación nos ha costado", señala Torrens. En el WTA Tour las cosas no funcionan como en el ATP Tour. En el circuito femenino la mayor parte de torneos no pagan la estancia a las jugadoras, que tampoco tienen ventajas especiales a la hora de viajar. El caso más flagrante se produjo hace unas semanas en Holanda: los organizadores del torneo de Rosmalen pagaron el hotel a todos los hombres y no a todas las mujeres.

Archivado En