UN FÚTBOL BAJO SOSPECHA

Una generación salpicada de escándalos

La excelente cosecha de jugadores que ha proporcionado la cantera portuguesa en los últimos años (la mayoría contratada por los mejores equipos europeos) se ha visto envuelta en multitud de escándalos que han oscurecido la imagen del fútbol luso. Corrupción, indisciplina, mujeres, rebeliones de jugadores, agresiones e irregularidades de todo tipo han empañado las virtudes deportivas de una generación que ha despertado el fanatismo de su afición.El pasado 23 de octubre, el diario deportivo Récord publicaba una conversación privada con el actual entrenador del Oporto y ex seleccionador na...

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La excelente cosecha de jugadores que ha proporcionado la cantera portuguesa en los últimos años (la mayoría contratada por los mejores equipos europeos) se ha visto envuelta en multitud de escándalos que han oscurecido la imagen del fútbol luso. Corrupción, indisciplina, mujeres, rebeliones de jugadores, agresiones e irregularidades de todo tipo han empañado las virtudes deportivas de una generación que ha despertado el fanatismo de su afición.El pasado 23 de octubre, el diario deportivo Récord publicaba una conversación privada con el actual entrenador del Oporto y ex seleccionador nacional, Antonio Oliveira, quien reconocía haber estado "involucrado en el mayor fraude del fútbol portugués" (la supuesta falsificación de documentos para la contratación del jugador zaireño N'Dinga). Las revelaciones del entrenador, a su vez hermano del presidente de la sociedad que controla la publicidad y la retrasmisión de la mayoría de los clubes, puso de manifiesto, según los especialistas deportivos, la existencia de una "mafia" que controlaba los designios del deporte rey en Portugal.

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Poco después, el ex presidente del Farense y empresario hotelero, Fernando Barata, denunciaba la corrupción en el colectivo de árbitros que, supuestamente, aceptaba viajes turísticos y sobornos a cambio de favorecer a determinados equipos. Barata acusó al presidente del Oporto y ex mandatario de la Liga, Jorge Nuno Pinto da Costa, de ser el cerebro del clima de corrupción que domina el fútbol luso. Concretamente denunció la compra de un árbitro internacional (suspendido posteriormente) que favoreció al Oporto en su encuentro de Recopa con el Aberdeen, en 1984. El juez Jesús Costa, ex presidente de la Comisión Arbitral de la Liga, manifestó por esas fechas su convicción de que existía un alto grado de corrupción en el fútbol portugués. Posteriormente, su sucesor, Cruz Pereira, informó de otras supuestas irregularidades que involucraban al presidente del Guimaraens, Antonio Pimenta Machado. Recientemente, el jugador del Sporting de Lisboa, Ricardo Sá Pinto, agredió al actual seleccionador nacional, Artur Jorge, por no haberle convocado para un partido. Tras diversos enfrentamientos y disparidad de criterios entre la Liga y la Federación, Sá Pinto jugó la semana pasada un partido de la Copa de Portugal a pesar de estar supuestamente suspendido.

La Federación prohibió recientemente su participación en los encuentros internacionales con la selección hasta después del Mundial, que Portugal, salvo milagro, no jugará tras sus deficientes resultados en la fase de clasificación.

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