GENTE

UNA PAELLA PARA 300

Álvaro Domecq, el mito vivo de la Andalucía de genio, laboriosa y aristocrática, y Soledad Becerril, alcaldesa hispalense, hicieron los honores al Tercer Congreso de Jóvenes Restauradores de Europa que se celebró la semana última en Sevilla. Doscientos treinta y cuatro restauradores de 10 países europeos se congregaron durante tres días bajo, la presidencia de Jesús López, copropietario y cocinero de los restaurantes Mesón del Cid, de Burgos y Madrid. Esta asociación nació por iniciativa de los españoles Pedro Larumbe, Francisco López Canís, director de la guía Gourmetour,...

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Álvaro Domecq, el mito vivo de la Andalucía de genio, laboriosa y aristocrática, y Soledad Becerril, alcaldesa hispalense, hicieron los honores al Tercer Congreso de Jóvenes Restauradores de Europa que se celebró la semana última en Sevilla. Doscientos treinta y cuatro restauradores de 10 países europeos se congregaron durante tres días bajo, la presidencia de Jesús López, copropietario y cocinero de los restaurantes Mesón del Cid, de Burgos y Madrid. Esta asociación nació por iniciativa de los españoles Pedro Larumbe, Francisco López Canís, director de la guía Gourmetour, y el bordelés, cocinero y dueño del Chapon Fin Francis García. En Sevilla han cuajado los proyectos de las anteriores asambleas: editar una guía europea de los jóvenes restauradores y la colección de libros de sus recetas. Álvaro Domecq en persona, en su finca Los Alburejos, en Jerez de la Frontera, compartió con los restauradores antes de servir una paella gigantesca que glorificó a 300 personas que poco antes habían sido regaladas por los nietos rejoneadores de Domecq, Pedro y Luis, en una plaza de la finca que se convirtió en cátedra de la imaginación sublime del arte ecuestre; sus nietas, Reyes e Isabel, pusieron el estilo, el pudor y la sonrisa joven de una raza al servicio de todos. De anochecida, en el inenarrable explosivo de cultura y belleza que es el Hotel-Hacienda Benazuza, en las cercanías de Sevilla, donde se abren las puertas de las maravillas y el misterio del parque de Doñana, una cena fue como un dibujo final.-

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