VIOLENCIA EN EL PAÍS VASCO

Mayor: "ETA es la única responsable de esta acción"

, "¡Me han destrozado!", exclamó repetidas veces Koro Villarta, la viuda de Eugenio Olaciregi, poco antes de que su marido fuera enterrado en el cementerio de Polloe de la capital donostiarra.Mientras se hacían los preparativos para el sepelio, Koro, una mujer joven, madre de dos niñas de tres y nueve años, menuda y de pelo rizado, lloraba inconsolable y se mantenía continuamente. abrazada a un familiar. Junto a ella estaban la madre y los cinco hermanos de Eugenio, amigos y compañeros de trabajo, hasta sumar cerca de 200 personas, entre ellas el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, y Crist...

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, "¡Me han destrozado!", exclamó repetidas veces Koro Villarta, la viuda de Eugenio Olaciregi, poco antes de que su marido fuera enterrado en el cementerio de Polloe de la capital donostiarra.Mientras se hacían los preparativos para el sepelio, Koro, una mujer joven, madre de dos niñas de tres y nueve años, menuda y de pelo rizado, lloraba inconsolable y se mantenía continuamente. abrazada a un familiar. Junto a ella estaban la madre y los cinco hermanos de Eugenio, amigos y compañeros de trabajo, hasta sumar cerca de 200 personas, entre ellas el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, y Cristina Cuesta, dirigente del grupo pacifista Denon Artean y amiga del fallecido.

El féretro, que se encontraba en el tanatorio de Polloe, fue trasladado cubierto de coronas y ramos de flores hasta la tumba donde recibió sepultura. Los asistentes, familiares, amigos y compañeros del fallecido, muchos de ellos con los Ojos llorosos, formaron una triste comitiva, encabezada por un sacerdote.A última hora de la tarde se celebró un funeral en la iglesia donostiarra de San Juan Bautista, en el barrio de Ategorrieta, donde residía el fallecido. El oficio religioso congregó a cientos de personas que abarrotaron el templo. Koro Villarta también asistió a las honras fúnebres por su esposo.

Políticos y familiares

Los vecinos protagonizaron escenas de dolor y consternación en el funeral, al que asistieron el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja; el consejero vasco de Interior, Juan María Atutxa; el delegado del Gobierno en el Pais Vasco, Enrique Villar; el defensor del pueblo de Euskadi, Xabier Markiegi; el secretario general de ELA, José Elorrieta, y la diputada de Eusko Alkartasuna Begoña Lasagabaster.

También estaban presentes varios familiares de víctimas de ETA: Mapi Heras y Rubén Múgica, la viuda y el hijo del dirigente socialista Fernando Múgica; su hermano, el ex-ministro de Justicia, Enrique Múgica; y Consuelo Ordóñez, hermana del presidente del PP de Guipúzcoa, Gregorio Ordóñez. Mayor Oreja destacó que si ETA mató ayer a Olaciregi "mañana podrá ser cualquier otro ciudadano", por lo que los demócratas deben permanecer unidos siempre.

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El ministro proclamó que "no hay absolutamente ninguna razón" para este asesinato y estimó que es una "equivocación" tratar de buscar explicaciones porque "ETA es la única responsable de esta acción". Antes, el lehendakari José Antonio Ardanza apeló a la responsabilidad de los medios de comunicación para "no acabar buscando una explicación al asesinato que se convierta en una justificación". Ardanza expresó su deseo de que "no se contribuya a la sensación de miedo general" dando pábulo a rumores.

Casi a la misma hora en que se celebraba el funeral, varios cientos de personas respondieron en San Sebastián al llamamiento del colectivo pacifista Denon Artean para mostrar su repulsa por el atentado. En el estrecho callejón donde Olaciregi cayó asesinado de un tiro en la cabeza, había ayer depositado un ramo de flores, cerca de una pared donde una mano anónima escribió una pintada: "Eugenio, te haremos justicia".

Alrededor de 300 compañeros de colegio de Ainara y Maialen, las hijas del trabajador asesinado por ETA, se manifestaron ayer por la calle de Urbieta y después se concentraron en la céntrica plaza del Buen Pastor para expresar su solidaridad con las niñas y repudiar el atentado.

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