El Banco de España rebaja las optimistas previsiones del Gobierno

El Banco de España echó ayer un jarro de agua fría sobre las perspectivas económicas. El banco central sitúa el crecimiento para este año en torno al 2,8%, dos décimas por debajo del previsto por el Gobierno. Además, intensificará la austeridad en la política monetaria para que la inflación llegue al 2% en 1998. Estos augurios coincidieron con unos datos nada positivos para Europa. La locomotora alemana sigue estancada: el paro ha rebasado los 4,1 millones (el 10,8%), la economía creció sólo el 1,4% y el déficit se disparó al 3,9% del PIB.

El camino hacia el euro no parece tan halagüeño...

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El Banco de España echó ayer un jarro de agua fría sobre las perspectivas económicas. El banco central sitúa el crecimiento para este año en torno al 2,8%, dos décimas por debajo del previsto por el Gobierno. Además, intensificará la austeridad en la política monetaria para que la inflación llegue al 2% en 1998. Estos augurios coincidieron con unos datos nada positivos para Europa. La locomotora alemana sigue estancada: el paro ha rebasado los 4,1 millones (el 10,8%), la economía creció sólo el 1,4% y el déficit se disparó al 3,9% del PIB.

El camino hacia el euro no parece tan halagüeño. El Banco de España publicó ayer su informe económico de diciembre y adelantó que las previsiones no apuntan datos tan positivos como podrían dar a entender los mercados financieros. Si el gobernador del banco emisor, Luis Ángel Rojo, había sido poco alentador en su última comparecencia en el Congreso al situar el crecimiento "entre el 2,8% y el 3%", ayer el banco fue mucho más preciso al fijarlo "en torno al 2,8%", dos décimas por debajo del señalado por el Gobierno.La autoridad monetaria se ha fijado, además, un objetivo más ambicioso de inflación: quiere que esta tasa acabe el año en el 2,5% y que se sitúe en el 2% en 1998. Por su parte, el ministro de Economía, Rodrigo Rato, reconoció ayer el parón del consumo al decir que la mejora económica no parece trascender a las economías familiares.

Pero en todas partes cuecen habas. En Alemania, primera potencia europea, el panorama es negativo. La economía sólo creció el 1,4% en 1996, por debajo de las perspectivas iniciales del año, mientras el déficit, lejos de mejorar el 3,5% de 1995, se elevó hasta el 3,9% sobre el PIB. El paro es todavía más desalentador: en diciembre aumentó en 206.000 personas, superando los 4,1 millones de desempleados, una cifra récord en Alemania que no se conocía desde la II Guerra Mundial.

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