GENTE

MISA PARA ATEOS

La catedral de La Habana se llenó el domingo por la noche de ateos reconocidos, músicos famosos, intelectuales como Cintio Vitier y Fina García Marruz, cineastas, dirigentes del Gobierno comunista, grupos de hippies y centenares de fieles para asistir al estreno mundial de la Misa cubana, de José María Vitier, dedicada a la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba. Vitier, uno de los pianistas y compositores más importantes de Cuba, utilizó como solistas en su misa al cantautor Silvio Rodríguez y a Amaury Pérez Vidal, además de a ...

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La catedral de La Habana se llenó el domingo por la noche de ateos reconocidos, músicos famosos, intelectuales como Cintio Vitier y Fina García Marruz, cineastas, dirigentes del Gobierno comunista, grupos de hippies y centenares de fieles para asistir al estreno mundial de la Misa cubana, de José María Vitier, dedicada a la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba. Vitier, uno de los pianistas y compositores más importantes de Cuba, utilizó como solistas en su misa al cantautor Silvio Rodríguez y a Amaury Pérez Vidal, además de a María Felecia Pérez, Teresita Paz y Yamile Jiménez. El coro Exaudi y una treintena de músicos, dirigidos por Vitier, pusieron sus voces y sus manos al servicio del arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, quién ofició la misa. La obra constó de tres cantos en castellano a la Virgen de la Caridad y de las tradicionales Kyrie eleison, Gloria o Agnus Dei, que Vitier trabajó tomando como base los textos litúrgicos en latín, pero introduciendo en momentos instrumentos cubanos. Con botas camperas, pantalones negros y camisa vaquera, Silvio Rodríguez cantó Déjame tomar asiento. Armando Hart, ministro de Cultura, lo contempló desde primera fila, después de reconocer que era la primera misa a que asistía desde el triunfo de la revolución. Cineastas españoles que asistieron a la misa, como Manuel Gutiérrez Aragón y Álvaro de Luna, tras salir de la catedral se dirigieron a otro templo, El Floridita, donde los cantineros hacían daiquiris a dos manos con no menos liturgia.-

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