Cartas al director

Polvareda

La Iglesia católica tiene su propia normativa, que sólo afecta a aquellos que, libre y voluntariamente, quieren y desean permanecer en ella. Desde siempre, la Iglesia ha considerado el matrimonio de sus fieles como uno e indisoluble, basado en el Evangelio y en la enseñanza de Cristo, y así lo expresa en su Código de Derecho Canónico (cánones 1055-56). Si las leyes civiles, caso de España, aceptan el divorcio, está bien claro que sólo es para aquellos que ni son ni se sienten católicos. En éste, como en tantos otros casos, no se puede encender una vela a Dios y otra al diablo. Para un católico...

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La Iglesia católica tiene su propia normativa, que sólo afecta a aquellos que, libre y voluntariamente, quieren y desean permanecer en ella. Desde siempre, la Iglesia ha considerado el matrimonio de sus fieles como uno e indisoluble, basado en el Evangelio y en la enseñanza de Cristo, y así lo expresa en su Código de Derecho Canónico (cánones 1055-56). Si las leyes civiles, caso de España, aceptan el divorcio, está bien claro que sólo es para aquellos que ni son ni se sienten católicos. En éste, como en tantos otros casos, no se puede encender una vela a Dios y otra al diablo. Para un católico coherente con su fe no puede haber más matrimonio que el sacramental o canónico. Cualquier otra unión, para un católico, es nula y adúltera, y hasta puede ser motivo de escándalo público si tal persona está constituida en autoridad. El recordar esta normativa por parte de la jerarquía a sus fieles no obedece a motivos espúrios (no perder poder, dinero, influencia, etcétera), sino por imperativos de fe y por su misión de pastores.No me parece normal la polvareda que han levantado ciertos medios de comunicación frente a los obispos cuando éstos han recordado cosas tan manidas y requetesabidas para todos sus fieles. Otra cosa distinta es saber quién es o no verdadero fiel o miembro de la Iglesia y qué intereses priman en su vida.-

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