Cartas al director

La mujer madura

Decía el novelista húngaro-canadiense Stephen Vizinczey, autor de En brazos de la mujer madura, que, cuando veía pasar a un hombre de más de cuarenta años con una chica de menos de treinta, decía: "Ahí va un imbécil".Y yo, además, digo: "Y un gallina". Unos "gallinas" que no pueden aguantar que sus compañeras de más de cuarenta años se mantengan más jóvenes de espíritu y con mejor cuerpo, y no soportan, lo más importante, que ellas quieran ser iguales a ellos.

Claro que más machistas aún son las jóvenes que se casan con ellos, más machistas que sus madres y nada agradecidas. Porq...

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Decía el novelista húngaro-canadiense Stephen Vizinczey, autor de En brazos de la mujer madura, que, cuando veía pasar a un hombre de más de cuarenta años con una chica de menos de treinta, decía: "Ahí va un imbécil".Y yo, además, digo: "Y un gallina". Unos "gallinas" que no pueden aguantar que sus compañeras de más de cuarenta años se mantengan más jóvenes de espíritu y con mejor cuerpo, y no soportan, lo más importante, que ellas quieran ser iguales a ellos.

Claro que más machistas aún son las jóvenes que se casan con ellos, más machistas que sus madres y nada agradecidas. Porque las mujeres del primer mundo han logrado poder divorciarse cuando no aguantan a su pareja y piden el divorcio aunque no tengan otro novio previsto (así es en más de la mitad de los divorcios), pero los hombres sólo lo piden cuando tienen otra novia preparada. Todo eso demuestra que sobre la igualdad de los desiguales -las mujeres y las niñas y niños- se pueden hacer leyes, pero quienes tienen la sartén por el mango son ellos, y lo van a seguir siendo. A nosotras nos queda el poco elegante recurso al pataleo y a llamarlos "imbécil machista", o a hacernos lesbianas, como dice Vicente Verdú.-

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