Entrevista:

"Una palabra es el amor del sonido"

Viéndolo llegar, desde lejos, se puede uno imaginar: "Es el manco de Lepanto". Mas no. Su brazo manco es cuestión pasajera, un lance a tres: la nieve, el hombre y el esquí. Es decir, el personaje no ha sufrido. Y ha escrito, ¿y a cuántos ha dejado con la boca así?

Pregunta. ¿Qué ha ocurrido?

Respuesta. Que me han subido a los cielos.

P. ¿Qué es la sorpresa?

R. La realización del lado feliz de la angustia.

P. ¿Por qué le han dado el Premio Planeta?

R. Porque he escrito una novela.

P. ¿Por qu...

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Viéndolo llegar, desde lejos, se puede uno imaginar: "Es el manco de Lepanto". Mas no. Su brazo manco es cuestión pasajera, un lance a tres: la nieve, el hombre y el esquí. Es decir, el personaje no ha sufrido. Y ha escrito, ¿y a cuántos ha dejado con la boca así?

Pregunta. ¿Qué ha ocurrido?

Respuesta. Que me han subido a los cielos.

P. ¿Qué es la sorpresa?

R. La realización del lado feliz de la angustia.

P. ¿Por qué le han dado el Premio Planeta?

R. Porque he escrito una novela.

P. ¿Por qué está usted enfangado en el periodismo?

R. Es que es una prostituta que enfanga.

P. Un hombre esbelto como usted, ¿tiene más horizontes en la cutrez de la relación de un diario o en el erotismo que simula la tele?

R. En el erotismo que simula la tele, pero su amante de verdad está en la linotipia.

P. ¿Sacia su vanidad la tele Canal + al lado de Pradera?

R. Absolutamente.

P. ¿Tiene psiquiatra?

R. No.

P. ¿Tiene más celos de su bella mujer o de Cervantes?

R. No soy celoso y, además, Cervantes no me engañaría.

P. Diplomático, planetista, periodista, novelista ... : ¿es usted el hombre de negocios del siglo XXI?

R. Me gustaría. esperar al XX para comprobar que es el homo universalis.

P. ¿Ha dormido en una pensión infame?

R. Por 25 pesetas con desayuno y cena, en Almería.

P. ¿Tiene permiso de uso de armas?

R. No.

P. ¿Le debe dinero a algún restaurante de tronío?

R. No. Y me he gastado lo que no está escrito.

P. ¿Sabe amar?

R. Siiií. Y amé muchas veces.

P. ¿Sabe hablar con sus ojos?

R. Eso creo, y exploto el color.

P. Su novela Planeta, El desencuentro, ¿puede resumirla en un punto y coma?

R. Es el desencuentro de una mujer con la vida, punto y coma.

P. ¿Le gustaría comer una paella con Hussein de Jordania, Arafat y la madre Teresa de Calcuta?

R. Me encantaría, me gusta el arroz.

P. ¿Cuál es su fallo en la vida?

R. No haber empezado antes.

P. ¿Por qué escribe?

R. Por un impulso irrefrenable de juntar palabras.

P. ¿Quién es más antigualla: los sindicatos, los políticos, los periodistas o Dios?

R. Los políticos. Los demás defienden el corazón.

P. Una sociedad que palpita al son de Ronaldo, Romario, Felipe González y el Papa inmortal de Roma, ¿es una sociedad rosa?

R. Es lo único que puede ser.

P. Un individuo andaluz como José Manuel Lara, en Cataluña, ¿es catalán?

R. Nunca se le ha ido Sevilla del pelo.

P. ¿Cómo le miró su esposa con el Planeta en las manos y en el banco?

R. Con amor y encogiéndose de hombros.

P. ¿Qué es una palabra?

R. El amor del sonido.

P. ¿Qué es una frase de 3.000 palabras sin puntos ni comas?

R. Un aburrimiento insufrible.

P. ¿Qué es el futuro?

R. Renovar la ilusión.

P. Imagine una bobada...

R. Pasearme en calzoncillos por la Gran Vía madrileña.

P. ¿Qué es España?

R. Mil cosas vitales.

P. ¿El Premio Planeta es de derechas, izquierdas, de centro o de la madre que lo parió?

R. De la madre que lo parió.

P. ¿Qué es la amargura de un pomelo?

R. Una acidez detrás de los ojos.

P. ¿Le gustaría ser rey de España?

R. No, su amigo.

P. Si su vecino de mesa le pisa tres veces el callo del dedo del pie, ¿qué piensa?

R. Que no ha observado unos zapatos hechos a medida.

P. ¿Qué es el fútbol después de Ronaldo?

R. Una individualidad celestial.

P. ¿Cree que la desclasificación de los papeles del Cesid, y otros, llegarán a ser asignatura en la Facultad de Filosofía?

R. No, no es filosofía; es ponzoña.

P. Señor premio Planeta del año en curso, creo que me estoy pasando... ¡Deténgame o hágame partícipe de los 50 millones del premio!

R. Agárrese a mi codo, que nos vamos a beber una botella de vino.

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