Tribuna:

Fuera de juego

La Bolsa española demostró ayer que sus expectativas pasan por unos razonamientos difícilmente comprensibles. Hace unos días dejaba sin valorar la caída de la rentabilidad de la deuda a 10 años a sus mínimos históricos y cedía terreno ante un retroceso de Wall Street, mientras que ayer pasó por alto una recuperación de 50 puntos en el mercado norteamericano y basaba su incertidumbre en la subida de la rentabilidad de la deuda, una reacción técnica que algunos analistas venían pronosticando en las últimas jornadas.El IPC de septiembre fue mejor de, lo esperado, aunque insiste en un nivel del qu...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La Bolsa española demostró ayer que sus expectativas pasan por unos razonamientos difícilmente comprensibles. Hace unos días dejaba sin valorar la caída de la rentabilidad de la deuda a 10 años a sus mínimos históricos y cedía terreno ante un retroceso de Wall Street, mientras que ayer pasó por alto una recuperación de 50 puntos en el mercado norteamericano y basaba su incertidumbre en la subida de la rentabilidad de la deuda, una reacción técnica que algunos analistas venían pronosticando en las últimas jornadas.El IPC de septiembre fue mejor de, lo esperado, aunque insiste en un nivel del que va a costar mucho trabajo despegarle. La tasa de inflación y la altura de los tipos de interés, con rentabilidades reales de poco más de tres puntos, parecen incompatibles con la situación económica española y hacen temer un reajuste por la vía de los precios.

El índice general de la Bolsa de Madrid terminó la sesión cediendo un 0,07%, una cifra tan neutra como el riesgo que están dispuestos asumir los inversores. El Ibex 35 bajó un 0,10% y Wall Street ganó 47,71 puntos.

Archivado En