Un turista alemán mata a sus dos hijos en Mallorca con una inyección venenosa

La Guardia Civil ha organizado una batida por tierra y mar para dar con el paradero de un turista alemán, Ruedeger Oyntzen, divorciado, médico radiólogo de profesión, que el pasado miércoles mató a sus dos hijos, de ocho y seis años, inyectándoles veneno, en un complejo turístico de Sa Coma (Mallorca), donde pasaban sus vacaciones. El supuesto doble parricida dejó dos cartas en la habitación del apartamento dirigidas al juez y al director del establecimiento turístico, espectivamente, confesándose autor de los hechos y anunciando su intención de suiciarse. Según las primeras hipótesis policial...

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La Guardia Civil ha organizado una batida por tierra y mar para dar con el paradero de un turista alemán, Ruedeger Oyntzen, divorciado, médico radiólogo de profesión, que el pasado miércoles mató a sus dos hijos, de ocho y seis años, inyectándoles veneno, en un complejo turístico de Sa Coma (Mallorca), donde pasaban sus vacaciones. El supuesto doble parricida dejó dos cartas en la habitación del apartamento dirigidas al juez y al director del establecimiento turístico, espectivamente, confesándose autor de los hechos y anunciando su intención de suiciarse. Según las primeras hipótesis policiales, Oyntzen tomó la decisión de acabar con la vida de sus hijos debido a que un juez alemán le quitó la custodia de los niños.

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Una empleada de la limpieza del complejo vacacional encontró ayer los cadáveres tendidos en dos camas. La niña, Katharina, sujetaba una flor en la mano. El niño se llamaba Matthias. La detección de un pinchazo en el antebrazo del niño fue la primera pista que indicó a las fuerzas de seguridad la trágica técnica del parricidio: el padre les había inoculado veneno.En la puerta colgaba el cartel de No molestar, lo que había impedido a los responsables del hotel entrar, hasta ayer, a la habitación 431 de la tercera planta del hotel.

" Los niños parecían estar dormidos pero como no repararon en mi presencia me dí cuenta de que algo extraño ocurría y avisé al director", declaró ayer la empleada del club Royal Mediterráneo que descubrió la triste escena.

El macabro hallazgo activó un exhaustivo despliegue policial para dar con el paradero del presunto doble parricida. Su foto fue distribuida en todas las zonas de entrada y salida de la isla, al tiempo que se rastreaban los acantilados y el fondo marino de la zona. Ruedeger Oyntzen tenía billete de regreso ayer, a las seis de la tarde, en un vuelo a Francfort fletado por la compañía LTU. Hasta el cierre de esta edición seguía ilocalizado.

Los empleados del hotel aseguraron que vieron por última vez a Oyntzen el pasado jueves a las siete de la tarde. Le definieron como "un hombre afable y muy cordial", además de buen cliente, ya que los últimos años había elegido ese sitio para pasar sus vacaciones.

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El director del complejo hotelero, José Salvá, se encontraba consternado: "Es una auténtica tragedia, inesperada totalmente por la propia conducta del señor Oyntzen, del que nunca sospechamos nada raro", declaró.

"No deseaba que los niños siguieran sufriendo"

P. C. En la carta manuscrita dejada por el presunto parricida en el hotel, Oyntzen escribe que tomó la decisión de matar a sus hijos debido a que un juez alemán había fallado a favor de su ex mujer en el juicio por la custodia de los niños. Asegura que Katharina y Matthias recibían "malos tratos" por parte de su madre y que no deseaba que "[los niños] siguieran sufriendo".

El presunto parricida ya había intentado suicidarse un año atrás, según fuentes periodísticas alemanas consultadas por este diario, ya que tenía graves problemas familiares y económicos.Una entidad bancaria le había exigido el pago de una importante deuda, que las fuentes no cuantificaron, y se encontraba sin trabajo desde hacía un año.

Los familiares de la madre, que al parecer se encuentran en Londres, tienen su domicilio en la ciudad de Offinburg, cerca de Friburgo.

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