Cartas al director

Silencio vergonzoso

Cuando La 2 de Televisión Española programó para la madrugada del 25 de junio la emisión del filme de D. W. Griffith El nacimiento de una nación (1916), el sentimiento dominante era el de agradecimiento (si no sorpresa), dada la orfandad de ese segmento esencial de la historia del cine que padecemos de un (largo) tiempo a esta parte: el cine silente, que empieza, precisamente, en el pionero norteamericano. Naturalmente, la emisión era de madrugada, pero casi parece de mala educación, a estas alturas, quejarse por ello. Así que eché mano del vídeo, y cuando la manaña siguiente comprobé l...

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Cuando La 2 de Televisión Española programó para la madrugada del 25 de junio la emisión del filme de D. W. Griffith El nacimiento de una nación (1916), el sentimiento dominante era el de agradecimiento (si no sorpresa), dada la orfandad de ese segmento esencial de la historia del cine que padecemos de un (largo) tiempo a esta parte: el cine silente, que empieza, precisamente, en el pionero norteamericano. Naturalmente, la emisión era de madrugada, pero casi parece de mala educación, a estas alturas, quejarse por ello. Así que eché mano del vídeo, y cuando la manaña siguiente comprobé la grabación, el agradecirmento se trocó en perplejidad, que con el paso de los días ha devenido indignación. Miles de cinéfilos españoles tenían grabada poco más de una hora de película, momento en el que el plano se congela, se paraliza mostrando a un coronel bigotudo y uniformado al que acompaña una dama con volantes, para continuar así, obscenamente inmóvil, unas tres horas. Tres horas, tres, sin que nadie se dé cuenta, sin que una voz se levante en los pasillos del Ente. Cuarenta años de experiencia para esto. Y TVE no se disculpa ni repite el filme. Claro que era cine mudo. ¿A quién le importa? - .

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