"Una semana en Banja Luka es una eternidad"

¿España, Madrid?, ¡qué precioso, lo he visto en televisión! Yo trabajo aquí desde hace cinco años y nunca he tomado vacaciones. He perdido la vida, y, lo que es peor, estoy perdiendo la de mi hija de 11 años. Vivo sola con ella y con su madre de 65. Gano 100 dinares al mes [30 marcos, unas 2.500 pesetas], y mi madre tiene de pensión 10 marcos. Con este dinero no puedo ni comprar leche para mi hija. Se han pasado meses sin que pudiera darle otra cosa que algunas verduras. No hay esperanza para nosotros y las elecciones no cambiarán nada, serán otro voto más para el partido gobernante, es de...

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¿España, Madrid?, ¡qué precioso, lo he visto en televisión! Yo trabajo aquí desde hace cinco años y nunca he tomado vacaciones. He perdido la vida, y, lo que es peor, estoy perdiendo la de mi hija de 11 años. Vivo sola con ella y con su madre de 65. Gano 100 dinares al mes [30 marcos, unas 2.500 pesetas], y mi madre tiene de pensión 10 marcos. Con este dinero no puedo ni comprar leche para mi hija. Se han pasado meses sin que pudiera darle otra cosa que algunas verduras. No hay esperanza para nosotros y las elecciones no cambiarán nada, serán otro voto más para el partido gobernante, es decir para el hambre".

"Soy serbia y tengo 36 años. Pero habría preferido ser musulmana y que me hubieran expulsado en 1992, para haber podido vivir en un país normal de Europa, incluso como-refugiada. Nunca podremos salir de aquí. Sueño con la posibilidad de tener un pasaporte y marcharme, pero no nos los dan; sólo a quien tiene muy buenas conexiones. Aunque pudiera conseguirlos tendría que pagar como mínimo 200 marcos por cada uno. ¡No puedo pagar ni los ocho marcos de las fotografías! ¿Y adónde podría ir, si no tengo familia ni amigos que vivan en otros países? Pero no soy de las más desafortunadas, al menos puedo trabajar cada día en estos almacenes. Alguna ropa no necesito comprármela".

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[El monólogo de Branka (nombre ficticio) se produce como una explosión no provocada. Habla con vehemencia y precaución, mirando a uno y otro lado, sonriendo y manteniendo siempre una prenda de vestir masculina en la mano, como la vendedora que es en un céntrico y vacío gran almacén de Banja Luka. Una compañera de edad similar se acerca. Sus primeras palabras, una vez sabido que su interlocutor es extranjero, son que ella también quiere marcharse de la República Sprska. Adonde sea].

"El partido gobernante ganará las elecciones. Controlan todo, bloquean todo, la televisión, las radios, la policía, a la gente, que muchas veces no puede decir lo que piensa sin ser acusada de traición. Karadzic es muy fuerte aquí, pese a lo que se dice. Comparados, los otros partidos no son nada. Esto es una especie de prisión. Si me hubiera imaginado en 1992 lo que iba a suceder, jamás me habría quedado para sufrir y contemplar tanta miseria. Con quienes nos mandan es imposible esperar nada bueno para la República Sprska. Es una mafia que ha conseguido mucho dinero para ellos con esta guerra, pero nunca se han ocupado realmente de la gente. La ayuda humanitaria ha acabado en su mayoría en las tiendas, y hemos tenido que pagarla. Incluso aunque nos digan que dentro de un año esto mejorará, una semana aquí es una eternidad. Yo he perdido la esperanza para mí, pero necesito pensar en mi hija. Ella aprende inglés en la escuela".

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