Un plan de la BBC enfurece al Parlamento británico

John Birt, director general de la BBC se enfrentó ayer a una de las sesiones más críticas de toda su gestión ante el comité de Exteriores del Parlamento. Birt hubo de dar explicaciones detalladas a los miembros de este selecto grupo de que sus planes de fundir el Servicio Exterior de radio de la BBC -hasta ahora un departamento independiente- con el resto del Ente Público no entrañan ningún riesgo para la calidad, amplitud y financiación de estos servicios.

Furiosos parlamentarios le acusaron de "actuar como un zar", a lo que Birt respondió estoicamente que el servicio mundial saldr...

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John Birt, director general de la BBC se enfrentó ayer a una de las sesiones más críticas de toda su gestión ante el comité de Exteriores del Parlamento. Birt hubo de dar explicaciones detalladas a los miembros de este selecto grupo de que sus planes de fundir el Servicio Exterior de radio de la BBC -hasta ahora un departamento independiente- con el resto del Ente Público no entrañan ningún riesgo para la calidad, amplitud y financiación de estos servicios.

Furiosos parlamentarios le acusaron de "actuar como un zar", a lo que Birt respondió estoicamente que el servicio mundial saldrá beneficiado de la nueva racionalización de medios.

La propuesta del director general de la BBC, hecha hace un par de días, ha levantado una enorme polvareda entre los parlamentarios de los distintos partidos británicos, 236 de los cuales han firmado un escrito pidiendo garantías de que el servicio exterior de noticias, auténtica "joya de la corona" de la BBC, sea mantenido en sus actuales niveles de calidad. El número de firmas aumenta continuamente.

Dado que el servicio depende directamente del Foreign Office, que provee con 175 millones de libras (unos 35.000 millones de pesetas) anuales los fondos necesarios para su funcionamiento, es el comité de Exteriores de la Cámara de los Comunes el organismo que ejerce el control sobre el "Servicio Mundial". Con anterioridad a la comparecencia de Birt ante dicho comité, numerosos diputados y algunas personalidades públicas británicas habían manifestado su preocupación por el futuro de un servicio exterior que emite en 46 lenguas y posee una media semanal de 140 millones de oyentes.

Jeremy Hanley, uno de los viceministros del Foreign Office, señaló ayer ante una comisión de airados diputados de todo el espectro político, que su departamento "no puede aprobar ni condenar" unos planes de los que sólo fue informado 24 horas antes de hacerse públicos, lo que provocó enorme "decepción" en el Foreign Office.

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