Pamplona deicida

Es un suponer, pero llegan noticias alarmantes hasta por EL PAÍS Digital: Pamplona apuntillará a Induráin (y no hay que extrañarse que sea un rayo de luz fulgurante y fulminante del racionalismo francés cuando urdieron el trazado del Tour). Veamos: No faltará mucho para que un millón de gentes hagan el viaje a Pamplona para ver a Induráin, para abrazarlo propinándole un manotazo en el hombro o donde se tercie; firmará cientos de miles de autógrafos; cada alcalde de los pueblos cabeza de partido de 100 kilómetros a la redonda le obligará a ofrecer certezas de que aceptará que una calle, plaza o...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Es un suponer, pero llegan noticias alarmantes hasta por EL PAÍS Digital: Pamplona apuntillará a Induráin (y no hay que extrañarse que sea un rayo de luz fulgurante y fulminante del racionalismo francés cuando urdieron el trazado del Tour). Veamos: No faltará mucho para que un millón de gentes hagan el viaje a Pamplona para ver a Induráin, para abrazarlo propinándole un manotazo en el hombro o donde se tercie; firmará cientos de miles de autógrafos; cada alcalde de los pueblos cabeza de partido de 100 kilómetros a la redonda le obligará a ofrecer certezas de que aceptará que una calle, plaza o rincón pintoresco o una capillita si se tercia lleve su nombre. La Iglesia, precisamente, ya se barrunta que lanzará su beatificación y, a modo de rodaje, rezará un centenar de rosarios amén de comuniones extra y alguna flagelación propia del alborozo de su alma y del alma de todo bicho viviente; hasta es de suponer que le harán una revisión general con recitales del nuevo catecismo y otras demostraciones que respiren incienso y amor a los desheredados y a los más heredados. Y vale más no pensar en las mujeres que le suplicarán, "quiero tener un hijo tuyo vestido con maillot".-

Más información

Archivado En