Las reformas del profesor

El profesor Barea, 73 años, ha sorprendido, desde su designación como director de la Oficina Presupuestaria, por lanzar al aire ideas que nadie del Gobierno que le ha nombrado está dispuesto a respaldar públicamente. Pese a ello, José Barea no pierde la ocasión para decir lo que piensa. En un primer momento sembró grandes dudas sobre la orientación del nuevo Gobierno y ahora todavía queda un resquicio para pensar si lo que dice es sólo de su cosecha.Tiene la virtud de plantear soluciones a los problemas desde su perspectiva ultraliberal con un amplio eco en un sector del PP que todavía no ha s...

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El profesor Barea, 73 años, ha sorprendido, desde su designación como director de la Oficina Presupuestaria, por lanzar al aire ideas que nadie del Gobierno que le ha nombrado está dispuesto a respaldar públicamente. Pese a ello, José Barea no pierde la ocasión para decir lo que piensa. En un primer momento sembró grandes dudas sobre la orientación del nuevo Gobierno y ahora todavía queda un resquicio para pensar si lo que dice es sólo de su cosecha.Tiene la virtud de plantear soluciones a los problemas desde su perspectiva ultraliberal con un amplio eco en un sector del PP que todavía no ha salido a la superficie. Cuando habla de no revalorizar las pensiones según el IPC, el Gobierno le quita la razón, pero la duda queda. Cuando dijo que el recorte del gasto en 200.000 millones de pesetas -la primera medida económica del Gobierno-, era insuficiente quedó en el aire la cuestión de si con ello se cumpliría el objetivo de déficit público para este año y si el Gobierno se vería obligado a tomar medidas adicionales.

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También ha dicho que se deben vender o cerrar las empresas públicas con pérdidas, que tienen que revisarse las subvenciones y desgravaciones fiscales que han perdido sentido con el tiempo y que se deben congelar los sueldos de los funcionarios o recortar los gastos corrientes en sanidad y educación. Algo de este río empieza a sonar.

Ayer, en El Escorial, el director de la Oficina Presupuestaria reafirmó que nunca ha pertenecido a partido político alguno y que siempre ha dicho lo que mejor le parecía. El temor a las verdades de Barea ha provocado que los dirigentes del PP le hayan aplazado una comparecencia en el Congreso, prevista a finales del pasado mes de junio. El argumento fue que Barea "no es más que un asesor de José María Aznar". Sus ideas están claras, pero su función, no tanto.

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