Temor en Córcega al recrudecimiento de la guerra entre clanes nacionalistas
La explosión de un coche-bomba en el puerto turístico de Bastia (Córcega), dirigido contra un dirigente nacionalista que resultó gravemente herido, y causante de la muerte de un segundo nacionalista que le acompañaba y de heridas diversas a 15 transeúntes, ha causado alarma en la isla mediterránea y en toda Francia. El Gobierno de París teme un brutal agravamiento de la guerra entre clanes nacionalistas y en Córcega se teme la desbandada del turismo, su principal fuente de riqueza.
Por primera vez desde que resurgieron los movimientos nacionalistas en Córcega, hace dos décadas, y comenz...
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La explosión de un coche-bomba en el puerto turístico de Bastia (Córcega), dirigido contra un dirigente nacionalista que resultó gravemente herido, y causante de la muerte de un segundo nacionalista que le acompañaba y de heridas diversas a 15 transeúntes, ha causado alarma en la isla mediterránea y en toda Francia. El Gobierno de París teme un brutal agravamiento de la guerra entre clanes nacionalistas y en Córcega se teme la desbandada del turismo, su principal fuente de riqueza.
Por primera vez desde que resurgieron los movimientos nacionalistas en Córcega, hace dos décadas, y comenzaron las luchas entre ellos, se ha recurrido a un arma tan indiscriminada como el coche cargado de explosivos en pleno día y en un lugar frecuentado.La ruptura durante los años 80 del Frente Nacional de Liberación de Córcega (FLNC) en tres organizaciones armadas, FLNC-Canal Histórico, FLNC-Canal Habitual y Accolta Naziunalista Corsa (ANC), ha resucitado las viejas guerras de clanes y antiguos sistemas mafiosos. En sus ataques contra el Estado francés, los grupos terroristas suelen limitarse a realizar atentados sin víctimas y muy raramente hieren o asesinan a policías; esos mismos grupos son, sin embargo, mortíferos cuando combaten entre sí. Desde 1990 han sido asesinados 14 dirigentes nacionalistas.
Pierre Poggioli, fundador de la ANC, declaró ayer que el movimiento nacionalista estaba en una vía sin salida: "Hemos creado una situación terrible. Por un lado, la gente procura no entrometerse con las actividades de esos clanes, porque esa es la tradición corsa. Por otro lado, la ley es muy débil en Córcega, ya que desde París se desautoriza a los jueces locales y se deja hacer. Y mientras tanto los grupos armados se matan entre ellos, y el que puede, emigra". Hace unas semanas, la derecha y la izquierda francesas se acusaron mutuamente de comprar treguas a los terroristas, mediante pagos en efectivo.