Tribuna:

Basureros

Procuro leer con aplicación los nuevos planes económicos, esos cuentos de la lechera que todos los Gobiernos ponen en circulación con entusiasmo en cuanto que llegan al poder, y, como no tengo ni repajolera idea de economía, no consigo enterarme. O sea, entiendo más o menos las medidas, pero lo que no puedo colegir de ningún modo es si dichas reformas servirán de verdad para revitalizar la, economía (todos los Gobiernos aseguran lo mismo), o si, por el contrario, sólo van a enriquecer aún más a los banqueros, por citar un ejemplo elemental de señores con pasta gansa y privilegios. Me podrán de...

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Procuro leer con aplicación los nuevos planes económicos, esos cuentos de la lechera que todos los Gobiernos ponen en circulación con entusiasmo en cuanto que llegan al poder, y, como no tengo ni repajolera idea de economía, no consigo enterarme. O sea, entiendo más o menos las medidas, pero lo que no puedo colegir de ningún modo es si dichas reformas servirán de verdad para revitalizar la, economía (todos los Gobiernos aseguran lo mismo), o si, por el contrario, sólo van a enriquecer aún más a los banqueros, por citar un ejemplo elemental de señores con pasta gansa y privilegios. Me podrán decir ustedes que tachar a los banqueros de malos e indinos resulta simplista y demagógico, y es verdad, es así; pero teniendo en cuenta el poder que poseen, y las regalías que mantienen, y los suculentos beneficios que siempre, siempre sacan, hasta en los años de más negra crisis, pues se me ocurre que bien pueden apechugar con unas cuantas gotas de inquina y demagogia. O sea, encima no van a pretender que les queramos. Pero me he ido del tema, que es el desasosiego de no saber si las medidas económicas van a ser, razonablemente justas y solidarias. Y lo que me temo es que ni ellos mismos lo saben. En 1984, The Economist pidió a miembros de cuatro colectivos (basureros, estudiantes de Oxford, ministros de Economía europeos y directivos de multinacionales) que hicieran una serie de predicciones económicas para 1,994. Pues bien, los que más atinaron fueron los basureros; luego, los directivos, y a enorme distancia, los estudiantes y los ministros de Economía, los cuales sacaron, con mucho, el peor resultado. En fin, que lo tenemos crudo. Salvo que nombremos ministro a un basurero. O a algunos de los 2.800 opositores que hace unos días compitieron por una sola plaza pública de telefonista. Por ejemplo.

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