La Guardia Civil detiene en Barajas a una familia con 15 kilos de cocaína

La familia se trajó un peligroso souvenir de Venezuela: 15 kilos de cocaína pura, valorada en el mercado en 150 millones de pesetas. La droga, que fue requisada ayer en el aeropuerto de Barajas por el servicio fiscal de la Guardia Civil, iba oculta en el doble fondo de cinco maletas y dentro de tres altavoces y otros tantos equipos de música. En la intervención fueron detenidos cuatro miembros de una familia, entre ellos, una abuela de 69 años.Los arrestados son Julio H. D., de 25 años, vecino de Fuenlabrada; Ángel G.-T. R., de 24 años y de Leganés; su hermana María Belén, de 22, que iba con s...

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La familia se trajó un peligroso souvenir de Venezuela: 15 kilos de cocaína pura, valorada en el mercado en 150 millones de pesetas. La droga, que fue requisada ayer en el aeropuerto de Barajas por el servicio fiscal de la Guardia Civil, iba oculta en el doble fondo de cinco maletas y dentro de tres altavoces y otros tantos equipos de música. En la intervención fueron detenidos cuatro miembros de una familia, entre ellos, una abuela de 69 años.Los arrestados son Julio H. D., de 25 años, vecino de Fuenlabrada; Ángel G.-T. R., de 24 años y de Leganés; su hermana María Belén, de 22, que iba con su hijo de tres años, y la abuela de ambos.

El vuelo llegó a Barajas a las diez de la mañana. Nada más aterrizar, los perros antidroga olieron la cocaína de las maletas. Luego, la intervención del grupo especial GIFA descubrió el resto de la droga.

Por otra parte, dos hombres fueron detenidos el jueves acusados de coaccionar a un vecino de Moratalaz para que introdujera en España dos kilos de cocaína desde Colombia, informa Paz Álvarez. Los detenidos son Alexis S. M., dominicana, de 32 años, sin antecedentes policiales, y Horacio Orlando A. Z., panameño, de 33 años, fichado en tres ocasiones por tráfico de droga, allanamiento de morada y con un expediente de expulsión abierto, según informó ayer la Jefatura Superior de Policía. El denunciante, de 40 años, aseguró a los agentes que los arrestados le habían propuesto actuar como correo de la droga desde Colombia. Su misión era introducir dos kilos de cocaína en el aeropuerto de Barajas. En principio, y dada su delicada situación económica, aceptó. Pero después, una vez estudiados los riesgos y responsabilidades del encargo, siempre según la versión facilitada a la policía, se negó.

A partir de ese momento comenzó el calvario. El jueves le hicieron creer que su hija, de 11 años, estaba secuestrada. La amenaza resultó infundada. La niña, que había estado jugando en la calle, regresaba a su casa. Los detenidos pasaron ayer a disposición judicial.

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