Tribuna:

Argamasa

Pascual Estevill (prevaricación, delito fiscal y cohecho) asistió a la colocación de la -primera piedra de la Escuela de Estudios Judiciales-en Barcelona y estrechó la mano de Jordi Pujol sin que el afectado corriera a lavársela. En el acto pudimos ver también a la ministra de Justicia, a quien no pareció afectar el hedor proveniente de su ex compañero del Consejo General del Poder Judicial. Lo que no aclararon los medios es si Pascual Estevill (prevaricación, delito fiscal y cohecho) acudió al acto para legitimar con su presencia a Jordi Pujol y Margarita Mariscal o viceversa.En cualquier cas...

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Pascual Estevill (prevaricación, delito fiscal y cohecho) asistió a la colocación de la -primera piedra de la Escuela de Estudios Judiciales-en Barcelona y estrechó la mano de Jordi Pujol sin que el afectado corriera a lavársela. En el acto pudimos ver también a la ministra de Justicia, a quien no pareció afectar el hedor proveniente de su ex compañero del Consejo General del Poder Judicial. Lo que no aclararon los medios es si Pascual Estevill (prevaricación, delito fiscal y cohecho) acudió al acto para legitimar con su presencia a Jordi Pujol y Margarita Mariscal o viceversa.En cualquier caso, lo cierto es que si los poderes públicos aportaron el ladrillo, la argamasa ideólogica corrió por cuenta de Estevill (prevaricación, delito fiscal y cohecho). Esa mezcla de materiales físicos y espirituales hace ya casi innecesario que el edificio sea bendecido a su terminación por el arzobispo de Barcelona, Ricard Maria Carles (¿blanqueo?), aunque la protección divina no sobra nunca. Será, sin duda, un inmueble emblemático, un símbolo del futuro en el que la resistencia de los materiales, si no su belleza, está garantizada por la cohesión de sus elementos primitivos.

Los alumnos de esa escuela ya han recibido antes de matricularse dos lecciones: que hay que tener amigos hasta en el infierno, sin menospreciar el resto de las instituciones del Estado, y que el uso de esa herramienta de trabajo llamada alarma social, aun siendo totalmente aleatorio, no debe usarse nunca en contra de uno mismo. Ahí está el caso de Pascual Estevill (prevaricación, delito fiscal y cohecho), ante cuya mención todo el mundo pone las carteras y los relojes sobre la mesa, pero que debe de segregar una sustancia indispensable para que el edificio de la justicia, ciega a todas luces, no se venga abajo. Prevaricación, etcétera.

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