El magistrado Jiménez Alfaro se recupera de sus heridas
El magistrado José Antonio Jiménez Alfaro, que resultó gravemente herido el miércoles en la mano derecha al estallarle, un libro bomba en su despacho de la Audiencia Nacional, permanecía ayer ingresado en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, donde se recuperaba satisfactoriamente de sus lesiones.A primera hora de la mañana, se difundió un parte médico, firmado por el jefe del departamento de Traumatología del citado centro hospitalario, Javier Rodríguez, en el que se indicaba: "El paciente se encuentra con buen estado general, sus constantes son normales, no presentando fiebre, y soporta su...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
El magistrado José Antonio Jiménez Alfaro, que resultó gravemente herido el miércoles en la mano derecha al estallarle, un libro bomba en su despacho de la Audiencia Nacional, permanecía ayer ingresado en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, donde se recuperaba satisfactoriamente de sus lesiones.A primera hora de la mañana, se difundió un parte médico, firmado por el jefe del departamento de Traumatología del citado centro hospitalario, Javier Rodríguez, en el que se indicaba: "El paciente se encuentra con buen estado general, sus constantes son normales, no presentando fiebre, y soporta sus naturales molestias en situación anímica excelente. Hasta el momento, la evolución de sus heridas es correcta. Pronóstico: persiste la gravedad local".
Jiménez Alfaro fue intervenido el miércoles por la tarde, durante tres horas, para curarle de las heridas que le produjo la explosión en la mano derecha, de la que ha perdido parcialmente tres dedos, que no ha sido posible reimplantar.
Expertos policiales en explosivos indicaron ayer que los 100 gramos de Goma 2 que contenía el paquete bomba eran más que suficientes para matar al juez. Si Jiménez Alfaro salvó la vida, agregaron las mismas fuentes, fue gracias a que el magistrado abrió el paquete por la parte de atrás, lo que hizo que la onda expansiva se dirigiera hacia el techo del despacho y en dirección contraria a la de su cuerpo.