20 listas y una gran diversidad de intereses

Las 20 listas que se enfrentan en las elecciones parlamentarias israelíes no reflejan siempre diferencias políticas reales. Con frecuencia se trata de rencores por historias pasadas o de rivalidades personales más que ideológicas. Pero también las 20 listas reflejan una diversidad de intereses de grupos que se sienten poco o nada representados por los grandes y medianos partidos. De esos 20, sólo ocho tienen escaños en la Kneset (Parlamento) saliente.Pero los 12 partidos restantes no son todos de broma. Entre ellos están los llamados de tercera vía, como el del general Kahalani, que aspira a c...

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Las 20 listas que se enfrentan en las elecciones parlamentarias israelíes no reflejan siempre diferencias políticas reales. Con frecuencia se trata de rencores por historias pasadas o de rivalidades personales más que ideológicas. Pero también las 20 listas reflejan una diversidad de intereses de grupos que se sienten poco o nada representados por los grandes y medianos partidos. De esos 20, sólo ocho tienen escaños en la Kneset (Parlamento) saliente.Pero los 12 partidos restantes no son todos de broma. Entre ellos están los llamados de tercera vía, como el del general Kahalani, que aspira a colocarse en el centro del escenario político israelí, entre el Likud y el Laborista.

El partido ruso de Natan Sharansky, Israel Bealiya, representa los intereses reales y las reivindicaciones auténticas de una fracción importante de la población israelí: 760.000 nuevos inmigrantes de la desaparecida Unión Soviética. También destaca el partido de Efrain Gur, creado ad hoc, La Unidad para la Inmigración, que compite con el partido de Sharansky, pero promete también defender los intereses de los 60.000 judíos llegados de Etiopía, los falashas.

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El Shas (partido de los sefardíes ortodoxos) se dirige casi exclusivamente a los judíos originarios de Marruecos.

Tribalización política

Todo esto crea una especie de tribalización de la política israelí: un partido para defender a su tribu rusa, marroquí o etíope. Pero hay otras listas que se dirigen a sectores muy específicos. Así, la lista Raash (Ruido) defiende los derechos del hombre en la familia, proclama la intención de salir en defensa de los hombres humillados y maltratados por sus esposas. Otra lista promete corregir los problemas infligidos al israelí medio por los intereses desorbitados de los bancos.Esta campaña electoral ve cómo se multiplican las bendiciones y, si se vota mal, las maldiciones de ciertos rabinos. Más de 150.000 amuletos bendecidos por el rabino Isaac Kaduri fueron distribuidos a los israelíes que prometieron que votarían por la lista de los sefardíes ortodoxos, Shas. El juez del Tribunal Supremo Teodoro Orr, que preside la comisión electoral central, ha prohibido formalmente esta práctica. En vano. La demanda de amuletos bendecidos es demasiado grande.

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Los portavoces de Yahadut Hatora, lista de los ortodoxos askenazíes, prometen a los israelíes que voten por esa lista plegarias y bendiciones pronunciadas por los rabinos más famosos. Y es que cientos de miles de israelíes creen en el poder de las bendiciones y de las maldiciones rabínicas como lo creían los judíos de hace siglos.

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