Aznar visita Quintanilla, donde veraneó

, Los que conocen a José María Aznar en Quintanilla de Onésimo (Valladolid) recordaban ayer como salió de esta pequeña localidad vallisoletana para iniciar su andadura política en Madrid:

Con una mano delante y otra detras". Por eso, y por recordar que es un hombre del pueblo, según dicen unos, "a pesar de que lo único que le une a Quintanilla es un chalé" en el que pasó algunos veranos, subrayan otros, unos 200 vecinos le recibieron ayer con una pancarta en la puerta de la iglesia que rezaba: "Bienvenido, José María, presidente de España".

Más de una veintena de vehículos co...

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, Los que conocen a José María Aznar en Quintanilla de Onésimo (Valladolid) recordaban ayer como salió de esta pequeña localidad vallisoletana para iniciar su andadura política en Madrid:

Con una mano delante y otra detras". Por eso, y por recordar que es un hombre del pueblo, según dicen unos, "a pesar de que lo único que le une a Quintanilla es un chalé" en el que pasó algunos veranos, subrayan otros, unos 200 vecinos le recibieron ayer con una pancarta en la puerta de la iglesia que rezaba: "Bienvenido, José María, presidente de España".

Más de una veintena de vehículos componían la comitiva presidencial, que llegó pasadas las seis de la tarde. Todos querían besar a Aznar, que a duras penas pudo recorrer los 200 metros que separan la plaza del Ayuntamiento del bar Redondo. Allí, con el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan José Locas, al que recibirá en la Moncloa próximo viernes; el alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, y los habituales jugó dos partidas de dominó: ganó una y perdió la otra. Vestía pantalón deportivo y cazadora.

"La ración de política ha sido esta mañana, no hablemos de eso; con Pujol todo ha ido muy bien, ahora estoy con mis amigos", explicaba Aznar entre los achuchones de sus seguidores, besos y palmadas. "¿Y Ana?", preguntaban las señoras. "En Granada", contestó muchas veces, mientras protegía a su hijo pequeño, Alonso. Ana Botella asistió en la capital andaluza a la boda de una amiga, Mariví Cardenete.

Tras el pequeño baño de multitudes, merienda-cena en La Dehesa de los Canónigos, una de las explotaciones vinícolas más importantes de la Ribera del Duero. El menú, ensalada de mariscos, pescado blanco, vino de la bodega (reserva especial del 90) y, de postre, las natillas de Mariluz, esposa del propietario de La Dehesa.

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