LAS BASES JUZGAN LOS PACTOS

No quedar descolgados

Las bases del PNV piensan que no había más camino que el de la negociación

El batzoki (sede del PNV) de Algorta tiene solera. Está en el centro de Getxo (80.000 habitantes, Vizcaya), donde el PNV consiguió el primer lugar en las últimas elecciones con sólo 400 votos de diferencia,con el PP. La actividad es intensa. Heriberto, de 52 años, representa al afiliado satisfecho con el pacto y dispuesto a apostar por una relación fructífera con el PP: "El partido tiene unas metas y debe negociar con quien haga falta para alcanzarlas. Intento supe rar los prejuicios sobre la vieja de recha. Aunque se desconoce el de talle, el acuerdo se ha aceptado muy bien porque afec...

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El batzoki (sede del PNV) de Algorta tiene solera. Está en el centro de Getxo (80.000 habitantes, Vizcaya), donde el PNV consiguió el primer lugar en las últimas elecciones con sólo 400 votos de diferencia,con el PP. La actividad es intensa. Heriberto, de 52 años, representa al afiliado satisfecho con el pacto y dispuesto a apostar por una relación fructífera con el PP: "El partido tiene unas metas y debe negociar con quien haga falta para alcanzarlas. Intento supe rar los prejuicios sobre la vieja de recha. Aunque se desconoce el de talle, el acuerdo se ha aceptado muy bien porque afecta a lo más importante, el Concierto Económico".Esther sigue la misma línea: "La militancia es realista y sabe que no hay otra solución. Somos un partido grande en un pueblo pequeño. Las bases han sido consultadas antes de firmar".KoIdo Iturbe, de 27 años y con carné del PNV desde 1986, no lo tiene tan. claro. "Existe cierta desconfianza por los malos resultados de las negociaciones con el Gobierno socialista". Pero, aun así, defiende el acierto de acercarse: y negociar: "Lo que. hemos oído, que se ha pactado se parece bastante a lo que queremos", resume.Vigilados por los retratos del fundador del partido, Sabino Arana, y de los nombres históricos del nacionalismo vasco, la última generación de militantes no duda en mostrarse recelosa con los socios. "Hemos crecido con jóvenes del PP y sabemos que son gente de un talante diferente", dice Virginia, una estudiante de 22 años; "para ellos, España significa 'todos juntos y bonitos' y no aceptan nuestran aspiraciones". Su amiga Beatriz y ella comparten opinión sobre el PP: "No son sinceros en su apoyo a las reivindicaciones nacionalistas. Antes éramos la basurilla y ahora somos su. ojito derecho".Iker Emaldi, un abogado, de 31 años, explica que las razones de quienes rechazan el pacto están en la memoria: "Un sector del partido piensa que cualquier cosa es mejor que pactar con la derecha española. Se acuerdan de lo mal que se pasó en otros tiempo. Otros, más radicales, están disconformes por no haber tocado la trasferencia de la Seguridad Social, que se considera prioritaria. Y el resto está a favor por pragmatismo". Con todo, valora, satisfecho, lo pactado, sobre todo en materia tributaria. "Ya había un acuerdo con los catalanes y el PNV no podía quedar descolgado", defiende.

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