Un hombre muere de infarto tras ser atacado por un perro en la calle

Álvaro Bustamante Escandón, de 58 años, encontró el miércoles la muerte tras su paseo matinal con Goel, su pequeño perro de dos años. Al salir del portal, en el número 10 de la céntrica calle de Santa Teresa, el chucho fue atacado por otro mucho más grande, propiedad de una vecina. Bustamante intervino para salvar a su can; en el intento, el perro agresor le mordió la oreja y la mano derecha. El hombre regresó a casa conmocionado; minutos después, mientras se limpiaba las heridas en el baño, fallecía, víctima de un infarto, según los primeros indicios médicos.La tragedia ocurrió ...

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Álvaro Bustamante Escandón, de 58 años, encontró el miércoles la muerte tras su paseo matinal con Goel, su pequeño perro de dos años. Al salir del portal, en el número 10 de la céntrica calle de Santa Teresa, el chucho fue atacado por otro mucho más grande, propiedad de una vecina. Bustamante intervino para salvar a su can; en el intento, el perro agresor le mordió la oreja y la mano derecha. El hombre regresó a casa conmocionado; minutos después, mientras se limpiaba las heridas en el baño, fallecía, víctima de un infarto, según los primeros indicios médicos.La tragedia ocurrió a las ocho de la mañana, hora que Bustamante dedicaba a sacar a Goel y estirar las piernas antes de acudir a su trabajo en un taller de chapa y pintura. Durante la pelea, los dueños de ambos perros intentaron separarlos. Bustamante llegó incluso a coger en brazos al suyo. Fue ese movimiento, casi reflejo, el que le puso a merced del perro atacante.

Una vez separados, Bustamante permaneció unos minutos dentro del portal recobrando el aliento. Luego subió a su casa y contó lo ocurrido a su esposa, quien le aconsejó bañarse. Cayó entonces fulminado por el infarto. El hijo intentó reanimarle. Cuando los facultativos del Samur llegaron a la vivienda, Bustamante había muerto. El hombre, según su familia, nunca había sufrido un ataque cardiaco. Los parientes han presentado denuncia por la agresión del perro. "Con una correa se habría evitado el ataque, pero no se puede acusar al perro de matar a mi padre", matizó el hijo de la víctima.

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