A juicio del público

Un grupo de presas ofrece una obra de teatro en los juzgados de Madrid

Diez mujeres presas de la cárcel de Carabanchel percutían el viernes por la noche sus darbukas en las entrañas de los juzgados de la plaza de Castilla. No se trataba de ninguna rebelión en los calabozos, sino del final de la representación de La isla amarilla, obra de teatro de Paloma Pedrero, que congregó a unas 200 personas en el pequeño salón de actos del edificio. Letrados, funcionarios del Ministerio de Justicia y público en general aplaudieron con ganas al grupo Yeses al filo de las diez de la noche."Hay una cantidad de trabajo impresionante detrás de lo que hemos visto, y ...

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Diez mujeres presas de la cárcel de Carabanchel percutían el viernes por la noche sus darbukas en las entrañas de los juzgados de la plaza de Castilla. No se trataba de ninguna rebelión en los calabozos, sino del final de la representación de La isla amarilla, obra de teatro de Paloma Pedrero, que congregó a unas 200 personas en el pequeño salón de actos del edificio. Letrados, funcionarios del Ministerio de Justicia y público en general aplaudieron con ganas al grupo Yeses al filo de las diez de la noche."Hay una cantidad de trabajo impresionante detrás de lo que hemos visto, y además, con una frescura que ha perdido el teatro profesional", afirmaba a la salida José Antonio Alonso, magistrado de lo Penal. Lucina Gil, actriz con experiencia en cine y en teatro, se mostraba entusiasmada con las presas actrices: "Se veía que ponían mucha pasión, que tienen ganas de sacar fuera muchas cosas, de expresarse libremente, de salir de donde están. Hasta los policías que las vigilan parecían muy metidos en la función". "Es una obra crítica, con un trasfondo social muy interesante", apostillaba José Luis López, abogado laboralista.

La del viernes fue la novena representación de La isla amarilla que las actrices-presas de Yeses han llevado a cabo fuera de la cárcel de Carabanchel y la que, quizá, más nerviosas les puso. "Es porque teníamos al público muy encima", explicaba una de ellas. También era la primera vez que el auditorio de los juzgados, que ha albergado procesos de envergadura -como el del derrumbe de la marquesina del cine Bílbao-, ofrecía una obra de teatro.

Manuela Carmena, jueza decana de Madrid, quien también asistió, espera que no sea la última representación. "Para que haya una buena política penitenciaria", afirma la magistrada, "es necesario poner en relación a quienes cometieron el delito con las personas a las que causaron daño: ése es el sentido de este acto, porque la recaudación es a beneficio de la Asociación Servicio de Ayuda a la Víctima".

Para las presas, el acto tenía otros significados. "Puede ser una oportunidad para que quienes nos han mirado como jueces nos miren de igual a igual", aventuraba antes de la representación Yolanda, que carga, con 12 años de condena. "Quizá una vez que conozcan nuestra actividad nos autoricen más salidas", especulaba su compañera Inmaculada, todavía en espera de juicio. "Para todas es la oportunidad de ver nuestro esfuerzo realizado, porque el público se da cuenta de que aunque estemos en la cárcel somos capaces de darlo todo", terciaba Luz Marina.

Elena Cánovas, directora de Yeses, que lleva 12 años entregada a esta labor y que ha incorporado presas a montajes teatrales realizados con actores profisionales, tiene puestas grandes esperanzas en el futuro de la, relación entre escena y cárcel: "Mi objetivo es que en un futuro próximo se puedan constituir grupos mixtos de presos y presas".

Entretanto, las actrices de Yeses volverán a salir de Carabanchel el martes para representar la obra en el Ateneo de Madrid.

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