"¡Me han seguido!"

"¡Me han seguido, me han seguido!", exclamó Joaquim Molins cuando llegó al hotel de Barcelona donde le esperaban los negociadores del PP. El portavoz parlamentario de CiU estaba irritado porque no había logrado despistar a los periodistas que le seguían los pasos. La reunión de ayer, como muchas de las celebradas anteriormente, debía ser secreta.A las 11.30, Molins abandonó la sede de CDC, en el paseo de Gràcia, a bordo de un automóvil con chófer, con rumbo desconocido. Tras él salieron disparados un coche con periodistas de televisión sin distintivos y un taxi ocupado por dos informadores....

"¡Me han seguido, me han seguido!", exclamó Joaquim Molins cuando llegó al hotel de Barcelona donde le esperaban los negociadores del PP. El portavoz parlamentario de CiU estaba irritado porque no había logrado despistar a los periodistas que le seguían los pasos. La reunión de ayer, como muchas de las celebradas anteriormente, debía ser secreta.A las 11.30, Molins abandonó la sede de CDC, en el paseo de Gràcia, a bordo de un automóvil con chófer, con rumbo desconocido. Tras él salieron disparados un coche con periodistas de televisión sin distintivos y un taxi ocupado por dos informadores.

El coche de Molins maniobró por varias calles del Eixample hasta que logró dar esquinazo al coche de televisión, no así al taxista, que, entre divertido y asustado por lo que pudiera pasar, no se despegó de él. Horas después el vestíbulo del hotel era un hervidero de periodistas, conocedores por diversos medios del lugar del encuentro, un hotel de la plaza de España donde ya se habían reunido al menos otra vez.

El secretismo con que CiU ha querido afrontar esta negociación es tal que altos cargos y dirigentes de la coalición acceden a las reuniones en la residencia oficial de Jordi Pujol por discretas puertas traseras y aparcan sus automóviles lo más lejos posible de la vista de la prensa.