TEATRO

Dos cuentos caribeños transportan al público a Cuba

Sola en el escenario, vestida como una auténtica caribeña, la actriz Itziar Álvarez se enfrenta a la audiencia con dos cuentos escritos por dos autores cubanos que gozan de fama en la isla: Sangre para amasar el barro, del poeta Francisco Garzón Céspedes, y El gran amor es siempre el último, de Tomás González Pérez.

"La primera vez que leí Sangre para amasar el barro sentí en mi cuerpo un estremecimiento y una emoción que hacía tiempo no me producía un texto", explica esta actriz que ha trabajado en cine y televisión. Se trata de una tragedia que cuenta la trans...

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Sola en el escenario, vestida como una auténtica caribeña, la actriz Itziar Álvarez se enfrenta a la audiencia con dos cuentos escritos por dos autores cubanos que gozan de fama en la isla: Sangre para amasar el barro, del poeta Francisco Garzón Céspedes, y El gran amor es siempre el último, de Tomás González Pérez.

"La primera vez que leí Sangre para amasar el barro sentí en mi cuerpo un estremecimiento y una emoción que hacía tiempo no me producía un texto", explica esta actriz que ha trabajado en cine y televisión. Se trata de una tragedia que cuenta la transformación que sufre una mujer cuando se encuentra con la posibilidad de ascender de clase social: sufre una degeneración tal que la lleva a cometer un acto irrevocable.

Con El gran amor es siempre, el último se pasa de la tragedia a la comedia. El título de este relato hace referencia a la sabia conclusión de una mujer que vive de los sueños creados con los amores de. su vida.

Cuentos cubanos, en la sala Triángulo (Zurita, 20. Metro Lavapiés), hasta el 2 de marzo. De jueves a domingos a las 20.30. 800 pesetas.

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