Crítica:NIÑOS

La basura como materia

Las ratas se han adueñado del escenario -y de todas las cosas, nos cuentan-, pero los espectadores de Edmundo y Ecosofía van al teatro sólo pueden ver a una, Renata, que se ha hecho ama y señora de la sala. Todo empezó con la producción masiva de basura por parte de los humanos, principal alimento de los roedores, que no pararon de crecer en número y en tamaño hasta que salieron de las alcantarillas.Plagado el escenario de basura, no parece haber otro remedio que suspender la función hasta que dos falsos espectadores, Edmundo y Ecosofía, sugieren utilizar esa basura para hacer teatr...

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Las ratas se han adueñado del escenario -y de todas las cosas, nos cuentan-, pero los espectadores de Edmundo y Ecosofía van al teatro sólo pueden ver a una, Renata, que se ha hecho ama y señora de la sala. Todo empezó con la producción masiva de basura por parte de los humanos, principal alimento de los roedores, que no pararon de crecer en número y en tamaño hasta que salieron de las alcantarillas.Plagado el escenario de basura, no parece haber otro remedio que suspender la función hasta que dos falsos espectadores, Edmundo y Ecosofía, sugieren utilizar esa basura para hacer teatro. Es el arranque del juego teatral propuesto a los niños por la sala Cuarta Pared, que, en principio, consiguió despistarlos bien. Cuando una actriz vestida con traje de faena les advierte de la imposibilidad de llevar a cabo la obra, los chicos no disimulan su profunda decepción, y no les consuela que les convoquen para otro día.

Con la intervención "espontánea" de Edmundo y de Ecosofía desde la platea, ya empiezan a surgir algunas dudas ("estaba preparado") y, definitivamente, entran en el juego cuando son llamados a colaborar para vencer a Renata en el desafío de hacer teatro de los desechos. Los chicos se dividen en cuatro grupos o talleres: de instrumentos musicales, de sombras chinescas, de dramaturgia y de atrezo. Todos deben hacer algo que sirva para una función teatral a partir de cosas aparentemente inservibles.

Los de música consiguen, por ejemplo, simular el silbido del viento con una lámina de hojalata. Los de atrezo cuentan con periódicos y plásticos viejos para construir bichos y un participante en el grupo de sombras chinescas dibuja un tren, luego lo recorta y lo pega a un palo.

Todos están al servicio de los del taller de dramatización, el encargado de construir una historia. Deben partir de lo que ya saben, pero tratando de encontrar un final feliz que acabe con, el reino de las basuras; un paisaje ficticio, metáfora del futuro probable que el montaje denuncia. Echaron mano de elementos nada previsibles para pintar una historia más optimista: un parque de atracciones, un extraño novio.... el amor que cambió la malsana intención de Renata.

Edmundo y Ecosofia van al teatro. Sala Cuarta Pared (Ercilla, 17). Domingos, a las 12.30 horas. 700 pesetas.

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