Editorial:

Propaganda política

EL PARTIDO Popular pidió ayer la retirada del vídeo electoral del PSOE, al que su vicesecretario general, Mariano Rajoy, califica de "zafio panfleto audiovisual" y de "monstruosa agresión" digna de Goebbels. Rajoy considera que conculca la legislación "sobre la proscripción de la violencia y de la pornografía en las televisiones públicas". Otros dirigentes populares han asegurado que "roza casi el fascismo".Las campañas electorales son momentos muy dados a la hipérbole. Y el montaje de imágenes realizado por los publicitarios socialistas es, ciertamente, un producto audiovisual de escasa digni...

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EL PARTIDO Popular pidió ayer la retirada del vídeo electoral del PSOE, al que su vicesecretario general, Mariano Rajoy, califica de "zafio panfleto audiovisual" y de "monstruosa agresión" digna de Goebbels. Rajoy considera que conculca la legislación "sobre la proscripción de la violencia y de la pornografía en las televisiones públicas". Otros dirigentes populares han asegurado que "roza casi el fascismo".Las campañas electorales son momentos muy dados a la hipérbole. Y el montaje de imágenes realizado por los publicitarios socialistas es, ciertamente, un producto audiovisual de escasa dignidad intelectual, así como un ejemplo palmario de manipulación ideológica que nada bueno dice sobre sus autores. Es usual en toda propaganda política la asociación del adversario con expresiones negativas, imágenes repulsivas y mitos destructivos de la historia de la humanidad tanto como asociar la propia imagen con la idea de bondad, belleza y felicidad.

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Pero en este caso es un ejemplo tan evidente y directo, tan escasamente subliminal, que convierte también en algo pueriles las exclamaciones escandalizadas lanzadas desde las filas del PP. Los autores del montaje han sabido traducir con eficacia a imágenes videográficas las enormes dosis de maniqueísmo, de deformación de la realidad y del adversario y de demagogia que suelen campar a sus anchas por las pugnas electorales, de unos y de otros, en España y en muchos otros países. La oficina electoral del ex presidente norteamericano George Bush realizó un vídeo análogo para desprestigiar a Bill Clinton, que no le impidió a éste llegar a la Casa Blanca. El propio PP, durante la última legislatura, ha realizado una feroz oposición en la que no han faltado mensajes, eslóganes y expresiones de parecido calibre.

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La realidad de la propaganda política. es que suele ser mucho más inocente en sus efectos que en las intenciones de sus autores, hasta el punto, de que con frecuencia produce exactamente los resultados opuestos que: se intenta suscitar con las más astutas manipulaciones. Aunque parece difícil hurtarle el derecho al PSOE a realizar este demagógico ejercicio de publicidad comparativa, el propio eslogan España en positivo con que se presenta a Felipe González queda claramente deslucido y desmontado por un mensaje crispante que remite a los ciudadanos a la idea de dos Españas diametralmente opuestas y excluyentes. No es precisamente una brillante contribución a la reflexión política y al mínimo de civismo que debe presidir la campaña electoral.

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