Vacaciones en Granada

El supergigante masculino de ayer volvió a vivir el ridículo que suele suceder en estas grandes competiciones a las que se apuntan aficionados de países exóticos para luego presumir de que han bajado por el mismo sitio que los mejores. Algunos tienen la disculpa técnica de que pueden sumar puntos FIS (Federación Internacional de Esquí) que sirven luego para salir en mejores puestos en la Copa del Mundo. Pero ese no es el caso, por ejemplo, del libanés Tamer Alameddine, que ayer acabó último de los 82 participantes que terminaron el recorrido (salieron 90). Hizo 24.95 segundos más que el ...

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El supergigante masculino de ayer volvió a vivir el ridículo que suele suceder en estas grandes competiciones a las que se apuntan aficionados de países exóticos para luego presumir de que han bajado por el mismo sitio que los mejores. Algunos tienen la disculpa técnica de que pueden sumar puntos FIS (Federación Internacional de Esquí) que sirven luego para salir en mejores puestos en la Copa del Mundo. Pero ese no es el caso, por ejemplo, del libanés Tamer Alameddine, que ayer acabó último de los 82 participantes que terminaron el recorrido (salieron 90). Hizo 24.95 segundos más que el ganador, Skaardal, en los 2.425 metros. Ni tampoco es el caso del senegalés Lamine Gueye, que al final pudo correr tras arreglarse su broma de la apertura cuando desfiló con él, pintado de negro, un cómico italiano. Gueye acabó el 79, a 17.19 segundos, por detrás de un brasileño, pero por delante de otros dos de vacaciones en Granada.

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Mejor que Gueye, sin embargo, fue Hubertus von Hohenlohe, viejo turista de conocido apellido que tampoco se pierde una gran competición pagándosela de su bolsillo. Acabó el 73, a 12.39 segundos.

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