Tribuna:EL QUIRÓFANO:ALFREDO RELAÑO

Todo contra el fútbol

Aquí me las den todas. Así jugó el Mérida. Muchos atrás, protegidos en primera instancia por el campo embarrado. Que pase el tiempo a ver si nos llevamos un puntito. Funcionó. Pero partidos así son para olvidar. El fútbol ha llegado hasta donde ha llegado gracias a partidos muy distintos al de anoche.Por el qué dirán. El Barca jugaba el papel de grande y eso le obligaba a llevar el peso del partido. Lo acertó como a desgana, un poco por el qué dirán. El Mérida le esperaba en su campo y allí empezaba a elaborar el Barça, pero perezosamente, como sin ganas, sin convicción. Guardiol...

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Aquí me las den todas. Así jugó el Mérida. Muchos atrás, protegidos en primera instancia por el campo embarrado. Que pase el tiempo a ver si nos llevamos un puntito. Funcionó. Pero partidos así son para olvidar. El fútbol ha llegado hasta donde ha llegado gracias a partidos muy distintos al de anoche.Por el qué dirán. El Barca jugaba el papel de grande y eso le obligaba a llevar el peso del partido. Lo acertó como a desgana, un poco por el qué dirán. El Mérida le esperaba en su campo y allí empezaba a elaborar el Barça, pero perezosamente, como sin ganas, sin convicción. Guardiola quería poner toque, Iván de la Peña dinamismo, Popescu fuerza, Bakero movilidad. Pero la mezcla no resultó. Los cambios finales completaron la impresión caótica del equipo. Sin bandas. Figo anda toda la temporada con altibajos, pero empiezan a ser más los bajos que los altos. No cuaja un mes seguido de buen juego. Moreno tampoco estuvo para nada. Sergi arrastra problemas físicos y ya no llega tanto. Ferrer hace tiempo que no se asoma por arriba. A Quique Martín se le esperaba por las dos bandas, pero no apareció por ninguna. Delanteros centro. Una función que la historia ha honrado, pero que en partidos así parece maldita. Prieto fue abandonado arriba. Nosotros aquí y a ti te tiramos pelotazos para que hagas lo que puedas. Y lo que pudo fue poco, concretamente llevarse una patada escalofriante en el esternón que quedo impune por la bobaliconería del árbitro y del linier. Cuando ya no pudo más, Guerrero tuvo que pasar por lo mismo, aunque le ahorraron la patada. En el otro lado, el problema de Kodro era el contrario. Se movía entre una superpoblación de defensas rivales y delanteros amigos, con prisas y sin espacios.

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