Tribuna:FÚTBOL DECIMOCTAVA JORNADA DE LIGA

Buque insignia

Mejor todavía. De Pantic sabíamos que ponía orden, que hacía siempre lo preciso y que era un amenaza real en los saques a balón parado. Un jugador notable. Pero anoche dio un paso más. Con los partidos gana confianza y atrevimiento y ayer mostró un nuevo aspecto de su juego. Arrancando, desde atrás, preferiblemente desde la derecha, a donde acudía a sacar a López de los atascos, encarando a Eraña o a quien tratara de cerrarle la salida, subiendo en paredes, despejando el camino con regates, dibujando jugadas de riesgo en la frontal del área. Un jugadorazo. Antic puede sentirse satisfech...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Mejor todavía. De Pantic sabíamos que ponía orden, que hacía siempre lo preciso y que era un amenaza real en los saques a balón parado. Un jugador notable. Pero anoche dio un paso más. Con los partidos gana confianza y atrevimiento y ayer mostró un nuevo aspecto de su juego. Arrancando, desde atrás, preferiblemente desde la derecha, a donde acudía a sacar a López de los atascos, encarando a Eraña o a quien tratara de cerrarle la salida, subiendo en paredes, despejando el camino con regates, dibujando jugadas de riesgo en la frontal del área. Un jugadorazo. Antic puede sentirse satisfecho. Lo trajo como un fichaje modesto, que le consintieron porque no era caro y un poco por no negarle el primer capricho, y se está convirtiendo en el buque insignia.Un boquete. El Compostela es un equipo bien armado, capaz de jugar con oficio sistemas distintos, y con algunos jugadores de calidad, pero tiene una carencia, una especie de boquete en el centro de la defensa.

Más información

Y que no falte. El partido se estaba trabando, el Atlético se empezaba a atascar y corría el riesgo de pasarlo mal en los últimos minutos cuando echó mano de su carta más conocida: el córner de Pantic desde la izquierda. Por ahí llegó el segundo gol del partido, sexto del Atlético esta temporada a la salida de un córner. El gol levantó al equipo, al público y en definitiva al partido y permitió un final feliz. Cuando hay juego, hay juego. Cuando no, hay recursos. Y que no falten.

Archivado En