Miles de millones en destrozos

La campaña de desestabilización promovida por la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS) tiene su máximo apogeo durante las noches de los fines de semana, momento aprovechado por los jóvenes de Jarrai para destruir el mobiliario urbano y los autobuses que recorren los cascos urbanos. No es, sin embargo, que los cachorros de KAS necesiten ampararse en la oscuridad para seguir a pies juntillas las directrices emanadas de la todopoderosa y omnipresente coordinadora. De hecho, las jornadas de lucha convocadas por las milicias de KAS en los institutos desembocan numerosas veces en incidentes a plen...

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La campaña de desestabilización promovida por la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS) tiene su máximo apogeo durante las noches de los fines de semana, momento aprovechado por los jóvenes de Jarrai para destruir el mobiliario urbano y los autobuses que recorren los cascos urbanos. No es, sin embargo, que los cachorros de KAS necesiten ampararse en la oscuridad para seguir a pies juntillas las directrices emanadas de la todopoderosa y omnipresente coordinadora. De hecho, las jornadas de lucha convocadas por las milicias de KAS en los institutos desembocan numerosas veces en incidentes a plena luz del día y lo mismo aparece chamuscado un vagón de tren que un autobús, un cajero automático o la oficina de un jefe, de estación de tren.La policía y las instituciones admiten, en parte, la creciente impunidad en cuanto a la persecución de este tipo de delitos. Mientras tanto, se sigue dilapidando una ingente cantidad de dinero público. En la última manifestación de HB en Bilbao, en contra de la Constitución, salió de la comitiva un grupo de seis encapuchados. Martillo y cincel en mano, intentaron destrozar un escudo constitucional. No tuvieron éxito, pero aún pudieron llenar de pintura el Gobierno Civil y la Diputación de Vizcaya. Los fotógrafos fueron recriminados a voz en grito por hacer su trabajo. Veinte metros por delante, abría la comitiva una patrulla de la policía vasca que no intervino ni para grabar lo ocurrido.

La compañía vasca Eusko Trenbideak (Ferrocarriles Vascos) ya ha dado la voz de alarma ante los graves trastornos que para el servicio público ha supuesto la quema de cinco autobuses en menos de una semana. El pasado día 6 varios encapuchados quemaron en Usurbil (Guipúzcoa) un autobús, dotado con equipos para transporte de personas discapacitadas y valorado en 25 millones. Recientemente, ardió otro autobús en Zumaia (Guipúzcoa). Se da la circunstancia de que tres de los autobuses incendiados eran de reciente matriculación. La merma de efectivos hace cada día más difícil cubrir los recorridos habituales de las empresas y obliga a rescatar de las cocheras unidades retiradas por obsoletas. La semana pasada se conoció una sentencia absolutoria para dos jóvenes acusados de incendiar un autobús municipal en Bilbao porque para condenar por desórdenes públicos no es suficiente "la sospecha, la suposición y la conjetura", según la juez.

Las sedes judiciales

Otra de las fijaciones de los alborotadores encapuchados son los edificios de los juzgados vascos. En la madrugada del jueves varios lanzaron bombas incendiarias contra los de Azpeitia (Guipúzcoa) y en lo que va de año son diez las sedes judiciales que han sufrido algún tipo de atentado por artefactos incendiarios o por lanzamientos de piedras u otros objetos contundentes.Durante estos 11 meses han sido atacados 44 autobuses urbanos por parte de grupos de alborotadores abertzales. En dinero, estos actos vandálicos suponen un perjuicio económico superior a los 400 millones de pesetas, según la información -facilitada por las empresas del sector. Sólo en lo que se lleva de mes ya han sido atacados ocho vehículos, cinco de ellos con cócteles molotov, mientras que los restantes fueron apedreados. El quebranto económico supera los 90 millones. La provincia más afectada es Guipúzcoa, con 22 unidades atacadas, mientras que en Vizcaya son 15, cinco en Alava y dos en Navarra.

El mobiliario urbano también está dentro de los objetivos de los alborotadores. Sucursales bancarias, lunas de escaparates, cajeros automáticos, calzadas,bancos... Todo vale contra "el opresor de Madrid". Según explica uno de los máximos responsables de las cajas vascas, estas actuaciones no afectan directamente a las entidades, sino a las aseguradoras. El Consorcio de Compensación de Seguros, dependiente del Ministerio de Economía, ha pagado 2.471 millones entre 1991 y 1992 y se le han reclamado 1.200 entre 1993 y 1994, según fuentes del departamento vasco de Interior. En total, 3.671 millones.

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