Ganó el mejor

El cuadrado mágico. El Valencia tiene cuatro jugadores de gran categoría: Mazinho, Fernando, Mijatovic y Gálvez. La producción de juego del equipo es discontinua; depende de la cantidad de encuentros que se produzcan entre ellos cuatro. Cuando el equipo se lanza y conecta con ellos llega a producirse la exhibición. Ayer el equipo no conectó con ellos. La inseguridad del centro de la defensa mantuvo a todo el mundo con un pie atrás y el lujoso fútbol del Valencia de otros días no apareció en ningún momento.Kiko. Fue el centro de las mejores acciones del Atlético, como casi siempre...

El cuadrado mágico. El Valencia tiene cuatro jugadores de gran categoría: Mazinho, Fernando, Mijatovic y Gálvez. La producción de juego del equipo es discontinua; depende de la cantidad de encuentros que se produzcan entre ellos cuatro. Cuando el equipo se lanza y conecta con ellos llega a producirse la exhibición. Ayer el equipo no conectó con ellos. La inseguridad del centro de la defensa mantuvo a todo el mundo con un pie atrás y el lujoso fútbol del Valencia de otros días no apareció en ningún momento.Kiko. Fue el centro de las mejores acciones del Atlético, como casi siempre. Unos me tros más atrás que Penev, se ofreció como apoyo a todo el que venía de atrás y jugadas sin brillo adquirían peligro al pasar por sus botas.

La fuerza por la boca. Penev estuvo tan brioso en sus declaraciones prepartido como abúlico durante el encuentro. Se le fue la fuerza por la boca.

Un libro abierto. Zubizarreta. Toda la ciencia de un puesto difícil. Sus reflejos no son los de antes, pero le quedan los suficientes para, unidos a su saber estar, a su capacidad de adivinación, a su atención permanente, frenar a un gran equipo. El, por sí solo, estuvo a punto de evitar la derrota.

El gol. Tras muchísimos minutos en los que mandó y rozó el gol, el Atlético ya sólo esperaba el empate (acababa de sustituir a Kiko por López). Justo entonces se encontró con el gol. Es igual. El fútbol es así. El gol le daba la victoria al mejor.