FÚTBOL / SEGUNDA DIVISIÓN

Un empate con dos caras

Madrid B y Toledo se repartieron el mando en cada tiempo

Fue un partido de dos caras, un choque de dominio esquizoide. El Toledo salió muy elegante y se despidió con perfil guarrete. El Madrid B amaneció extraviado y recuperó parte de su identidad en el segundo tiempo. En un duelo de estas características, el empate se antojaba como el resultado más razonable.Pero no fue una igualada al uso. Ni fue un partido tedioso. Sólo se aburrió el encargado de cambiar las tablillas en la Ciudad Deportiva. Pasó una mañana tranquila.

La seriedad del Toledo en la primera parte fue el argumento que justifica su posición en la tabla. Su ambición y su defensa...

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Fue un partido de dos caras, un choque de dominio esquizoide. El Toledo salió muy elegante y se despidió con perfil guarrete. El Madrid B amaneció extraviado y recuperó parte de su identidad en el segundo tiempo. En un duelo de estas características, el empate se antojaba como el resultado más razonable.Pero no fue una igualada al uso. Ni fue un partido tedioso. Sólo se aburrió el encargado de cambiar las tablillas en la Ciudad Deportiva. Pasó una mañana tranquila.

La seriedad del Toledo en la primera parte fue el argumento que justifica su posición en la tabla. Su ambición y su defensa adelantada anularon al filial blanco. El equipo de Hurtado se movió a sus anchas en un campo que parecía una sucursal de Toledo, con una omnipresente hinchada que se desplazó hasta Madrid para animar a su equipo. El Madrid B se quedó sin espacios, ahogado, y el Toledo exhibió orden y rapidez. Las jugadas madridistas quedaban abortadas en el centro del campo, lugar en el que el Toledo recuperaba todos los balones.

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El Toledo pudo llevarse el partido en tres ocasiones claras, una de ellas, al palo. Pero anduvo compasivo. Mientras, por el campo trotaba la sombra de Sandro. El joven talento madridista se aburre jugando en el filial. Se entrena.

A Egea no le tembló el pulso, en la segunda parte y mandó al perezoso jugador canario a la ducha. El cambio sirvió para que el Madrid B ganara un jugador de campo, Luis Martínez, y para que se diese la vuelta a la tortilla. El dominio y la ambición pasaron a ser patrimonio blanco, aunque la seriedad de la última línea del Toledo no cesó en un partido marcado por las defensas. Pero la elegancia de los toledanos se ensució en el tramo final del choque. Dani, el veterano capitán, deleitó al respetable con un par de detalles karatekas y emborronó el perfil de un equipo que tiene muchos otros avales que presentar en campo ajeno.

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