El ex coronel y 'El Lobo', encapuchados

No fueron vistos al entrar. Tampoco al salir. Las caras del ex coronel del Cesid, Fernando Rodríguez, y de Miquel Lejarza, El Lobo, no fueron captadas por ningún objetivo gráfico. Los dos, y un guardia civil también encausado en el proceso, entraron en el Palacio de Justicia por una puerta lateral y con la cabeza cubierta. Dos iban encapuchados y el tercero, con una careta.La seguridad ha primado en este juicio y el presidente del tribunal decidió impedir el acceso a los medios gráficos. La petición de extremar la seguridad fue planteada por el abogado de El Lobo por estar...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

No fueron vistos al entrar. Tampoco al salir. Las caras del ex coronel del Cesid, Fernando Rodríguez, y de Miquel Lejarza, El Lobo, no fueron captadas por ningún objetivo gráfico. Los dos, y un guardia civil también encausado en el proceso, entraron en el Palacio de Justicia por una puerta lateral y con la cabeza cubierta. Dos iban encapuchados y el tercero, con una careta.La seguridad ha primado en este juicio y el presidente del tribunal decidió impedir el acceso a los medios gráficos. La petición de extremar la seguridad fue planteada por el abogado de El Lobo por estar convencido de que su cliente continúa bajo la mira de ETA por su etapa como infiltrado.

Por esta razón el juicio se desarrolló con extraordinarias medidas de seguridad y con un despliegue de efectivos de Mossos d'Esquadra y Guardia Civil. Una de las calles que rodean el Palacio fue cortada al tráfico. Ya dentro de la Audiencia,, todos los que quisieron asistir al juicio tu vieron que someterse a un doble control de seguridad. Uno, al pie de las escalinatas. En el segundo, hasta los propios acusados y sus abogados tuvieron que mostrar todo lo que llevaban encima, además de ser escaneados por un detector manual de metales. Ya en la sala, la seguridad seguía siendo omnipresente: guardias civiles flanqueaban, por detrás, las dos filas que ocubaban los 16 acusados. Algo inhabitual porque todos están en libertad.

Más información

En la primera fila estaba sentado El Lobo, aunque su fisonomía era prácticamente invisible para la mayor parte del público, incluída la prensa, dispuesta en bancos al fondo de la sala. No se podía atravesar la sala, tampoco estaba permitido acercarse a los estrados. Con una abundante pelambrera, barba y unas grandes gafas de sol, El Lobo ocupaba uno de los puestos cercanos al ex coronel que también portaba gafas oscuras. En la fila de atrás y al otro extremo, se sentaba el editor Javier Godó.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En