Reportaje:

De cotillas por la historia

La feria Artemanía muestra piezas de hasta 2.000 años de antigüedad

Un paseo por Artemanía, la feria de arte y antigüedades, que este año celebra su quinta edición, es como dar un repaso a la historia. Pero en plan cotilla: se puede comprobar cómo era una almohada egipcia (se parece más a un yunque que a las que se usan ahora), se puede tocar la cristalería en la que uso sus labios la familia real en el siglo XVIII, y se puede uno imaginar a las coquetas señoras del siglo pasado acicalándose en extraordinarios tocadores.Artemanía, que reúne a más de 40 anticuarios de toda España, es una iniciativa de los anticuarios para impulsar su sector en crisis. Lleva...

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Un paseo por Artemanía, la feria de arte y antigüedades, que este año celebra su quinta edición, es como dar un repaso a la historia. Pero en plan cotilla: se puede comprobar cómo era una almohada egipcia (se parece más a un yunque que a las que se usan ahora), se puede tocar la cristalería en la que uso sus labios la familia real en el siglo XVIII, y se puede uno imaginar a las coquetas señoras del siglo pasado acicalándose en extraordinarios tocadores.Artemanía, que reúne a más de 40 anticuarios de toda España, es una iniciativa de los anticuarios para impulsar su sector en crisis. Llevarse a casa cualquiera de estas piezas supone una buena inversión porque se vende barato, tal y como explica Pilar Bermal, que se ocupa de la promoción de la muestra. Por 5.000 pesetas se encuentran bastantes cosas.

El puesto de Fernando Bernárdez, en el que está la almohada egipcia, exhibe también los pies de una momia (cuestan 180.000 pesetas), armas paleolíticas, sumerias, egipcias y romanas (algunas por 7.000 pesetas), esculturas vikingas y bustos romanos. "Se puede decir que hay un club de 100 personas que compran estas cosas. El que se va animando acaba enganchado", comenta este anticuario.

A unos metros de Bernárdez está "el libro más pequeño del mundo". En 3,5 milímetros está escrito el padrenuestro en siete idiomas. Viene con su propia lupa y cuesta 19.500 pesetas. "No está reducido fotográficamente y la encuadernación se ha hecho a mano", explica el que lo vende.

Todas las piezas tienen su certificado de garantía, y la organización ha invitado a la Policía de Patrimonio para que no se cuelen piezas robadas. "Comprar antigüedades es complicado, y es muy importante que los objetos estén garantizados", dice Bernal.

Las antigüedades han llegado de todo el mundo: una capilla japonesa, todo tipo de porcelanas de China, una silla de montar a caballo japonesa o un pie de madera para sujetar la red de tenis del siglo pasado.

Hay un puesto dedicado exclusivamente al arte precolombino y africano. En él está Bakongo, una figura llena de clavos incrustados que, sin embargo, no tiene nada que ver con el con el vudú. Se trata de un personaje benéfico y los clavos los pusieron aquellos que tenían algo que agradecerle. Federico Benthem, el propietario, muestra también figuras precolombinas de 2.000 años de antigüedad. Dice que las hay desde 35.000 pesetas hasta un millón. El anticuario se queja de la falta de coleccionistas especializados en lo suyo, y calcula: "En Madrid debe haber 10 personas que sepan de esta materia y tres coleccionistas".

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Artemanía. Palacio de Exposiciones y Congresos (Castellana, 99, metro Lima). Hasta el 19 de noviembre. De 11.30 a 21.30. 700 pesetas.

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