El saxo Wayne Shorter vuelve de su periodo sabático

La última vez que se vio a Wayne Shorter en Madrid fue en el concierto inaugural del festival de 1992, con motivo de la reunión del histórico quinteto de Miles Davis. Poco después, el saxofonista decidió iniciar un periodo sabático y alejarse tanto de los escenarios como de los estudios de grabación. En 1995 se cumplían nada menos que nueve años desde el lanzamiento de su último disco (Phantom navigator), pero, por fortuna, el largo silencio se ha roto y Shorter ha regresado rejuvenecido de este retiro voluntario con un trabajo, el primero para el sello Verve, que plasma a la perfec...

La última vez que se vio a Wayne Shorter en Madrid fue en el concierto inaugural del festival de 1992, con motivo de la reunión del histórico quinteto de Miles Davis. Poco después, el saxofonista decidió iniciar un periodo sabático y alejarse tanto de los escenarios como de los estudios de grabación. En 1995 se cumplían nada menos que nueve años desde el lanzamiento de su último disco (Phantom navigator), pero, por fortuna, el largo silencio se ha roto y Shorter ha regresado rejuvenecido de este retiro voluntario con un trabajo, el primero para el sello Verve, que plasma a la perfección sus ideas más recientes.

High life, título de su nueva tarjeta de visita, se inspira en la estética del último Davis, pero propone soluciones de originalidad inequívocamente shorteriana. El saxofonista ha contado con la colaboración del teclista Rachel Z, todo un experto en informática sonora, para cumplir su vieja ambición de grabar al frente de una gran orquesta. Los nostálgicos encontrarán ecos de Weather Report dulcificados por un refinado concepto del arreglo, mientras los amantes de la novedad podrán disfrutar del Shorter eterno sobre fondos de plasticidad rabiosamente actual. El saxofonista no ha escatimado medios y se presentará en Madrid con una banda en la que destacan el teclista Rachel Z, el guitarrista David Gilmore y el percusionista Mino Cinelu.

Wayne Shorter, hoy, en La Riviera (paseo de la Virgen del Puerto, s/n), a las 21.00. Precio: 3.000 pesetas.