Tribuna:

El sinsentido del sucesor

Felipe González sigue sin hacer pública su renuncia a encabezar las candidaturas del PSOE a las elecciones generales señaladas para el próximo marzo. En la última reunión de la Comisión Ejecutiva del partido apenas tres de sus 35 miembros reclamaron que la cuestión fuera debatida. Pero el orden del día estaba lleno de asuntos urgentes que desplazaron con amplio consenso al más importante: el del primer candidato electoral. Ya no se habla de sucesor, una denominación que a todas luces es un sinsentido. Es evidente que Felipe González, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE carece...

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Felipe González sigue sin hacer pública su renuncia a encabezar las candidaturas del PSOE a las elecciones generales señaladas para el próximo marzo. En la última reunión de la Comisión Ejecutiva del partido apenas tres de sus 35 miembros reclamaron que la cuestión fuera debatida. Pero el orden del día estaba lleno de asuntos urgentes que desplazaron con amplio consenso al más importante: el del primer candidato electoral. Ya no se habla de sucesor, una denominación que a todas luces es un sinsentido. Es evidente que Felipe González, presidente del Gobierno y secretario general del PSOE carecerá de sucesor. Los poderes institucionales del primer ministro serán asumidos a mediados de mayo por quien resulte investido en el Pleno del Congreso de los Diputados una vez constituida la próxima legislatura. En cuanto, a la secretaría general del PSOE, en principio, según marca la tabla, sólo se pondrá en juego cuando se celebre el correspondiente congreso del partido.Mientras González se toma una nueva prórroga para consumar sus reflexiones, los compañeros de la más variada extracción se muestran "demasiado solidarios" y continúan reclamándole como candidato para hacer buenas las encuestas que le atribuyen mejores expectativas de voto que a cualquiera de sus hipotéticos relevos. Según los guerristas, Felipe debe concurrir para prestar ese decisivo servicio de sostener el suelo electoral y porque, si al final se confirmara la derrota, consideran preferible que le sea anotada a los efectos de extraer las consecuencias oportunas y conseguir la vacante en la secretaría general del partido. Los felipistas desconcertados se mueven entre su convicción de que Felipe es el mejor candidato y su respeto a las razones que pueda tener para renunciar a serlo. El tiempo devora las oportunidades para cualquier lanzamiento aunque en la banda algunos hacen ejercicios de precalentamiento por si hubieran de saltar al campo y disputar el encuentro. José Borrell, el primero en declararse disponible, tiene acreditadas una excepcionales condiciones parlamentarias muy temidas en el PP. Fernando Morán está también a punto de desenfundarse el chándal para ofrecer antiguas fragancias que hicieron tan apreciado al viejo profesor Enrique Tierno Galván. En cuando a Javier Solana, el ministro de más larga duración, ha sumado experiencias en Cultura, en el Portavoz del Gobierno, en Educación y Ciencia, y ahora en Exteriores y cuenta en principio con la predilección de González.

Queda por ver en qué circuito van a correr los contendientes, cuántas vueltas tendrá la carrera y dónde sitúa cada uno de ellos la meta. José Borrell parecería el más convencido sobre la conveniencia de preservar el actual modelo que auna todas las responsabilidades en una sola mano y por un período de.. larga duración, según González nos enseña. Fernando Morán es visto como un candidato de transición pero capaz como Juan XXIII de convocar por sorpresa un concilio para el aggiornamento de la iglesia socialista. Javier Solana modularía el cambio sin ruptura y procuraría tanto evitar los destrozos sobre el pasado como suscitar adhesiones en la línea de un nuevo horizonte.

Los socialistas se sienten en inferioridad respecto a las otras formaciones que han resuelto hace tiempo la cuestión del candidato. A un lado, José María Aznar a quien los líderes demócratacristianos europeos han ungido en Madrid como próximo presidente del Gobierno. Al otro, Julio Anguita más convencido que nunca de la inmimencia del sorpaso, aunque reconoce a Manuel Vázquez Montalbán que la progresión es lenta. "Año 1989: 17 diputados; año 1993: 18 diputados". Ahora que acaba de publicarse el volumen En el Parlamento y en la calle, Dolores Ibárruri diputada, puede confirmarse que, cuando 1:3 República la aceleración fue algo mayor -año 1933: 1 diputado, año 1936: 16 diputados-; desde entonces, la impresión para un observador ajeno a esa galaxia es la de que el conglomerado que coordina Julio Anguita permanece en una órbita geoestacionaria con crecimiento sostenible como gustan decir los esclarecidos miembros del Club de Roma.

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