Cartas al director

Mucho que aprender

Como mujer, no puedo dejar de contestar a las declaraciones del fiscal de Navarra. Quiero empezar haciendo unas preguntas a ese señor: ¿sus ideas son propias o producto de ver la absurda pantalla que tiene en su casa? ¿Vive usted y trabaja en Navarra o en un tebeo? En la vida real no existen damas que sonrían entre la densa niebla del tabaco, ni son amables los caballeros que acaban en un juzgado de guardia.En el ejemplo que expone de su secretaria buscando trabajo y enseñando la braga, quiero puntualizarle, en primer lugar, que, para enseñar la braga, es mucho más fácil abrirse de pier...

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Como mujer, no puedo dejar de contestar a las declaraciones del fiscal de Navarra. Quiero empezar haciendo unas preguntas a ese señor: ¿sus ideas son propias o producto de ver la absurda pantalla que tiene en su casa? ¿Vive usted y trabaja en Navarra o en un tebeo? En la vida real no existen damas que sonrían entre la densa niebla del tabaco, ni son amables los caballeros que acaban en un juzgado de guardia.En el ejemplo que expone de su secretaria buscando trabajo y enseñando la braga, quiero puntualizarle, en primer lugar, que, para enseñar la braga, es mucho más fácil abrirse de piernas que cruzarlas; en segundo lugar, que toda persona es muy libre de enseñar lo que tiene; en tercer lugar, que si el probable jefe fuese un hombre normal, esa situación no contribuiría a conseguir el puesto de trabajo, sino todo lo contrario; en cuarto lugar, que los hombres normales, por la simple visión de una braga, no sienten un irrefrenable deseo de violar a la portadora; en quinto lugar, que las mujeres normales tampoco sienten ese deseo cuando ven a los ligoncetes, aunque se sentaran enfrente y nos enseñaran los calzoncillos. Y, en último lugar, le aseguro que ningún rosario ni novena puede impedir que aparezca en nuestro camino un violador.

Tiene mucho que aprender. Las mujeres podemos tener los mismos comportamientos que los hombres, los mismos puestos de trabajo, las mismas aficiones, etcétera; pero nunca, repito: nunca, queremos violar a un hombre por muy provocativo que nos parezca.-

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