Cartas al director

China, habitaciones de la muerte

El espanto, la indefensión y la condena unánime podrían definir lo vivido el pasado jueves 19 por cualquier ciudadano español que pudo visionar el programa de televisión Documentos TV titulado 'Las habitaciones de la muerte', en el que se podían constatar con imágenes, con cámara oculta, las situaciones de auténtico horror en las que malviven la mayoría de niñas recién nacidas en China, en los albores del siglo XXI.El atraso de una sociedad, el abuso de poder de un Gobierno y el consentimiento de la comunidad internacional favorecen que, con la disculpa de imponer un control de natalida...

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El espanto, la indefensión y la condena unánime podrían definir lo vivido el pasado jueves 19 por cualquier ciudadano español que pudo visionar el programa de televisión Documentos TV titulado 'Las habitaciones de la muerte', en el que se podían constatar con imágenes, con cámara oculta, las situaciones de auténtico horror en las que malviven la mayoría de niñas recién nacidas en China, en los albores del siglo XXI.El atraso de una sociedad, el abuso de poder de un Gobierno y el consentimiento de la comunidad internacional favorecen que, con la disculpa de imponer un control de natalidad para que el país o la región determinada pueda despegar económicamente, se cometan infanticidios amparados por la ley, consentidos y provocados en algunos casos por los propios padres de los niños. Cualquier persona que hubiese visto el programa creería en un principio que se trataría de un filme o bien de un reportaje sobre acontecimientos vividos durante un periodo de enfrentamiento bélico o durante el holocausto provocado por los nazis durante la guerra mundial. No obstante, la cruda realidad nos obligaba a ver los asesinatos cometidos contra niños indefensos como consecuencia de la aplicación de una clara política equivocada de "hijo único por familia" impuesta por las autoridades políticas de dicho país y asumida por la mayor parte de las familias, que consienten los asesinatos y que ya se encuentran inmersas en una situación como de lo más normal y habitual para ellos.

Que estas situaciones se produzcan en nuestra sociedad nos debe obligar a todos nosotros a reflexionar sobre la condición humana y los aspectos diferenciales que nos separan de los animales salvajes y sin ninguna clase de sentimiento, así como de las semejanzas, y posiblemente nos podríamos llevar una desagradable sorpresa.-

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