Tribuna

El partidazo

Goles psicológicos. Lo fueron el primero de cada equipo. El del Valencia destruyó al Madrid para el resto de la primera parte. Además permitió a los locales jugar al contragolpe, explotar los enormes espacios que dejó el Madrid entre líneas y arrasar. El primero del Madrid sorprendió a un Valencia perezoso, que ya no contaba con pelear el partido, Los dos goles tuvieron un efecto excesivo para el que lo encajaba. Señal de que los dos equipos se sienten inseguros.MiIla-Redondo. O el cuento de nunca acabar. Asalto para Redondo. Milla se vio barrido en la primera parte, remando en m...

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Goles psicológicos. Lo fueron el primero de cada equipo. El del Valencia destruyó al Madrid para el resto de la primera parte. Además permitió a los locales jugar al contragolpe, explotar los enormes espacios que dejó el Madrid entre líneas y arrasar. El primero del Madrid sorprendió a un Valencia perezoso, que ya no contaba con pelear el partido, Los dos goles tuvieron un efecto excesivo para el que lo encajaba. Señal de que los dos equipos se sienten inseguros.MiIla-Redondo. O el cuento de nunca acabar. Asalto para Redondo. Milla se vio barrido en la primera parte, remando en mar abierto en el eje de un equipo descolocado. En la segunda mitad no salió, lo que no deja de sugerir que se le cargaban parte de las Culpas. Redondo fracasó como todos en la primera parte, pero le tocó ocupar el cruce de caminos en la segunda, a favor de corriente.

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Trío de lujo. Gálvez, Mijatovic y Fernando formaron un triángulo de lujo para el fútbol de contraataque. El Madrid les ofreció enormes espacios, pero no todo. el mundo los hubiera sabido aprovechar como ellos tres.

Las alas. Por ellas corrieron los flujos de ánimo y de temor de los dos equipos. En la primera parte fueron para el Valencia, con Mendieta y Sietes desatados, el primero de ellos favorecido por la noche especialmente negra de Lasa. En la segunda mitad el Valencia reculó acobardado y Amavisca hizo recordar al de hace meses.

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