Tribuna:

Hay grupo, hay equipo

Vamos a mejor. Hay equipo porque hay energía, convicción y velocidad. Clemente tiene como mejor virtud su capacidad de transmitir a los jugadores. El grupo existe y se sabe grupo. Además, poco a poco Clemente va tragando con algunos estilistas. La mezcla entre bigardos y virgueros empieza a ser más proporcionada.



Pizzi-Alfonso.
Parece que sí, que tenemos delanteros. Pizzi tiene gol. En este equipo juega con todos los sentidos y las que le pasan cerca las mete dentro. Pero lo de Alfonso es punto y aparte. De repente está rompiendo en el jugador que apuntaba a los 16...

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Vamos a mejor. Hay equipo porque hay energía, convicción y velocidad. Clemente tiene como mejor virtud su capacidad de transmitir a los jugadores. El grupo existe y se sabe grupo. Además, poco a poco Clemente va tragando con algunos estilistas. La mezcla entre bigardos y virgueros empieza a ser más proporcionada.

Pizzi-Alfonso. Parece que sí, que tenemos delanteros. Pizzi tiene gol. En este equipo juega con todos los sentidos y las que le pasan cerca las mete dentro. Pero lo de Alfonso es punto y aparte. De repente está rompiendo en el jugador que apuntaba a los 16 años. Jugador para romper cualquier defensa por calidad técnica, por talento puro. Varias de sus maniobras fueron de verdad brillantes y una, inolvidable. Por unos instantes fue Pelé.

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Fran-Guerrero. Los estilistas del medio campo, con cuentagotas. 0 uno u otro. Fran mejoró actuaciones anteriores en este equipo. Va cobrando confianza y seguridad. Contó en la construcción del juego. Guerrero es fiel a su impecable llegada. Nunca ha faltado a una cita, que se recuerde.

Alkorta. Un caso claro de lo que significa la confianza para un jugador. En el Madrid se equivoca en casi todas sus intervenciones. Hace penaltis, se gana expulsiones y continuamente llega tarde. En la selección, impecable. Entusiasta y con aires de jugador importante.

Medio campo. Decepcionante el medio campo argentino, en especial en la primera parte, en la que no consiguió el balón, no supo cortar, no supo enfriar el juego, aunque lo intentó, y tampoco tuvo creatividad. Dejó aislados arriba a Baldo y Batistuta y ni siquiera supo lanzarles balones a la espalda de la defensa española para explotar la velocidad de ambos. En la segunda parte mejoró, pero sobre todo porque Nadal se hundió en la miseria cuando le tocó ocupar la plaza de Caminero. España jugó el segundo tiempo con 10.

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