Tribuna

Equipo armado

Fin de síndrome. La dependencia que el juego de ataque del Atlético tuvo de Futre fue tan grande que ha tardado años en curarse. Antic lo ha conseguido. Ha construido una doctrina de ataque variada, con fórmulas distintas. Si se cierra una puerta se pueden abrir otras. Algo que necesitaba mucho el Atlético. Penev y Kiko constituyen una pareja de ataque que podría envidiar cualquier equipo de entidad.Pantic. Un jugador importante, pero que debe trabajar más. Su calidad es alta, pero si no aumenta su aportación se puede ver arrollado por el crecimiento general del equipo. Puede pas...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Fin de síndrome. La dependencia que el juego de ataque del Atlético tuvo de Futre fue tan grande que ha tardado años en curarse. Antic lo ha conseguido. Ha construido una doctrina de ataque variada, con fórmulas distintas. Si se cierra una puerta se pueden abrir otras. Algo que necesitaba mucho el Atlético. Penev y Kiko constituyen una pareja de ataque que podría envidiar cualquier equipo de entidad.Pantic. Un jugador importante, pero que debe trabajar más. Su calidad es alta, pero si no aumenta su aportación se puede ver arrollado por el crecimiento general del equipo. Puede pasar de ser el origen de un proyecto optimista a verse desbordado por él. Su magnífico toque de balón le permite ser un excelente lanzador de saques a balón parado. Pero tiene que hacer más para subir con un equipo que parece llamado a cosas grandes.

Más información

El segundo gol. Una expresión perfecta del gran momento colectivo que vive el Atlético. Penev envía un pase a la derecha, Kiko ingenia un amago para dejarlo pasar y Geli hace una exhibición de autoconfianza rematando, y bien, con la pierna mala. Y Penev aparece de nuevo, con, los cinco sentidos conectados con el juego para remachar el gol. Cosas así hablan de un equipo en racha.

Dani con velocidad. Etxeberría se doctoró en el Bernabéu y anoche volvió a pesar. Aunque echó por encima del larguero un cabezazo que parecía gol creó peligro y obligó a Molina a la mejor parada de la noche. Tiene la mala uva de Dani en el área, pero con mucha más velocidad.

Archivado En