Cuatro satélites a la espera

Liberalización es una palabra clave para los operadores de los principales satélites -Hispasat, Astra y Eutelsat- que difunden señales de televisión sobre España y otros países de Europa sin olvidar a Intelsat, que puede utilizarse para las transmisiones trasatlánticas.Hasta ahora, todos los canales de televisión estaban obligados a tramitar sus emisiones vía satélite a través de Retevisión o Telefónica, si querían hacerlo desde España; o bien marcharse a otro país -con el coste adicional que eso representa- para utilizar satélites distintos a los que les marcaban las empresas antes citadas. U...

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Liberalización es una palabra clave para los operadores de los principales satélites -Hispasat, Astra y Eutelsat- que difunden señales de televisión sobre España y otros países de Europa sin olvidar a Intelsat, que puede utilizarse para las transmisiones trasatlánticas.Hasta ahora, todos los canales de televisión estaban obligados a tramitar sus emisiones vía satélite a través de Retevisión o Telefónica, si querían hacerlo desde España; o bien marcharse a otro país -con el coste adicional que eso representa- para utilizar satélites distintos a los que les marcaban las empresas antes citadas. Una vez que se produzca la liberalización, las cadenas podrán contratar sus emisiones vía satélite con el sistema que prefieran.

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Se presenta, por lo tanto, una oportunidad: en primer lugar para el sistema español de Hispasat que, a partir de la promulgación de la nueva ley, podrá operar en un mercado liberalizado. Según un directivo de esta sociedad, su sistema de dos satélites tiene todavía capacidad para cuatro nuevos canales de televisión.

En parecida situación se encuentra Eutelsát, un consorcio de grandes operadores públicos europeos, que en la actualidad tiene tres canales de televisión libres, aunque el próximo año contará con otros 20 más. No sucede lo mismo con el Astra sociedad privada con sede en Luxemburgo que ahora tiene contratada toda su capacidad y no dispondrá de nuevos canales hasta finales de 1996.

Montar una cadena de televisión por satélite puede costarle a una televisión autonómica unos 300 millones de pesetas, según estimaciones del Ente Público de Televisión Vasca (ETB).

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