Cartas al director

La propia opinión

No me dedico profesionalmente al análisis de la información. Simplemente hay cosas que me conmueven y otras que me resbalan. Un periódico, envuelto en la agria polémica del informar u opinar, es, ante todo, una caja de resonancia sólo es un eco, un reflejo de la sociedad que lo sustenta. Por eso hay días vacíos, otros con alguna perla y, excepcionalmente, ejemplares plenamente conseguidos.¿Y de qué depende ese grado de acierto? ¿De los que escriben? ¿De los eventos? ¿Del humor del lector? Creo que resulta evidente que sin las noticias no hay comentario, y que el buen o mal talante del lector l...

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No me dedico profesionalmente al análisis de la información. Simplemente hay cosas que me conmueven y otras que me resbalan. Un periódico, envuelto en la agria polémica del informar u opinar, es, ante todo, una caja de resonancia sólo es un eco, un reflejo de la sociedad que lo sustenta. Por eso hay días vacíos, otros con alguna perla y, excepcionalmente, ejemplares plenamente conseguidos.¿Y de qué depende ese grado de acierto? ¿De los que escriben? ¿De los eventos? ¿Del humor del lector? Creo que resulta evidente que sin las noticias no hay comentario, y que el buen o mal talante del lector lo provocan las primeras. Entonces, admitiendo que las noticias son las mismas en todos los medios y, sin embargo, el efecto que causa su difusión es tan distinto (¿según se simpatice o no con el comentarista de turno?) propongo un medio qe entregue todo su espacio a los comentaristas no profesionales de la actualidad.

En toda mi etapa de lector de EL PAÍS (y ya son años), las únicas veces que me he sentido identificado con lo publicado ha sido con las cartas de esta sección y eso independientemente de estar o no de acuerdo con los argumentos expuestos. Creo sinceramente que es lo único real que aparece impreso.

Las cartas al director del pasado domingo 9 (Respeto a los demás, ¿A quién engañan? William Layton y Saber, educar) me hacen creer que no todo está perdido en esta guerra por la libertad de expresión. Muchísimas gracias por publicarlas y más agradecimiento si cabe a los autores por escribirlas. A los mencionados a tantos otros que resulta imposible recordar hoy aquí.-

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