Todos contentos, menos Rominger

Induráin se coloca a 23 segundos de Berzin, ganador con Gewiss de la contrarreloj, y supera en 29 al suizo

Induráin se declaró satisfecho, Berzin encantado, Zülle moderadamente contento y Rominger decepcionado pero no derrotado. Por una vez, la contrarreloj por equipos se resolvió sin convidados de piedra porque la victoria se jugó entre aquellos que llevaban un verdadero líder en sus filas. El resultado final deja la general en una situación curiosa, alineados los aspirantes por márgenes de medio minuto. Naturalmente, hay un eje. Induráin. Medio minuto es la ventaja que tienen Zülle y Berzin sobre el español. Medio minuto es lo que separa a Induráin de Rominger. Los dos extremos de la jorna...

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Induráin se declaró satisfecho, Berzin encantado, Zülle moderadamente contento y Rominger decepcionado pero no derrotado. Por una vez, la contrarreloj por equipos se resolvió sin convidados de piedra porque la victoria se jugó entre aquellos que llevaban un verdadero líder en sus filas. El resultado final deja la general en una situación curiosa, alineados los aspirantes por márgenes de medio minuto. Naturalmente, hay un eje. Induráin. Medio minuto es la ventaja que tienen Zülle y Berzin sobre el español. Medio minuto es lo que separa a Induráin de Rominger. Los dos extremos de la jornada fueron el ruso Berzin y el suizo Rominger. El ONCE no pudo conseguir el éxito que tantos anos lleva persiguiendo pero pudo dar por buena la jornada: mantiene a Jalabert en el liderato y alimenta la siempre quebradiza moral de Zülle.El día resultó benévolo. Calor y una ligera brisa. El trazado anunciaba una etapa rápida, tendente a las altas velocidades. El Tour se dividió en pequeños pelotones que dieron rienda suelta a una especialidad que disgusta a la mayoría de los directores, sobre todo los que cuentan con gente con aspiraciones. El castigo correspondió ayer a Rominger, quien sufrió un pinchazo a pocos kilómetros de la salida y perdió posiciones de forma lamentable; desde el comienzo, fue consciente de que la jornada se le ponía cuesta arriba. Juan Fernández calculó el accidente en unos 25 segundos de retraso.

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Banesto siempre le tiene respeto a esta etapa. No es de los equipos que hagan una preparación especial para esta jornada. Ya una, semana antes del Tour, el equipo técnico del Banesto dudaba entre Nijboer y Arrieta a la hora de inclinarse por un especialista en el llano frente a un colaborador en la montaña. "Nijboer nos podía ayudar durante la primera semana y Arrieta en las dos siguientes. Se trataba de decidir una cosa u otra", comentaba Echávarri, que optó por un hombre que le asegurase el largo plazo. "París está muy leJos", advirtió Echávarri a cuantos le comentaban la buena actuación del Gewiss.

El entorno de Induráin mostró satisfacción con el resultado. El tercer puesto es la mejor clasificación de Banesto en esta prueba y los dos equipos que le han superado habían preparado muy especialmente la contrarreloj de ayer. La experiencia les dicta que las diferencias que se obtienen en este tipo de etapas nunca resultan decisivas. Solamente Rominger tiene derecho a sentirse un desgraciado, porque siempre debe interpretar el papel de víctima. Induráin acostumbra a poner la general al día en la primera contrarreloj, un detalle que no conviene olvidar.

Berzín sacó provecho de un trabajo que no es propiamente suyo, pero la extraordinaria actuación de su equipo, que rozó una media de 55 kilómetros a la hora (54,943), le sirve para reparar los daños de la prólogo. Berzin disfruta ahora de una situación fáctica porque los 23 segundos de ventaja de que dispone ante Induráin están siendo interpretados desde la perspectiva del Giro de 1994 sumada a su condición de debutante en el Tour. Muchos especialistas concluyen que si Berzin es el de aquel entonces, puede maniobrar frente al español. El factor incógnita desvirtúa todos los pronósticos porque también ha de considerarse que el Induráin de hoy no tiene por qué ser el del Giro de 1994. De hecho, Induráin no acostumbra a ser el mismo en el mes de junio que en el mes de julio. El debate, en cualquier caso, añade aliciente a la carrera y enturbia la guerra informativa que provocan todos los equipos.

La guerra informativa tiene mucho que ver con la propaganda. Unos dicen que Rominger está muy bien y otros que va demasiado escondido, que se ha relajado tras su victoria en el Giro y no acaba de curar un catarro. Unos dicen que Berzin alcanzará su plenitud en este Tour y otros que se le ve demasiado nervioso y que sufrirá mucho con el calor. De Zülle todos apuntan que fallará un día y de Jalabert que no podrá con la alta montaña. Sólo dos corredores se salvan: Pantani (ayer perdió 2.12 minutos respecto a Induráin) y, por supuesto, Induráin. Con Induráin nadie se atreve. Todos saben que hablará el próximo domingo, así que mejor esperar al contenido de su discurso.

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