Tribuna:

No digas que fue un sueño (y V)

Al incluir cierto tono desenfadado, y en algún caso me gustaría pensar que humorístico, en la confección de los artículos que han ido apareciendo, no buscaba huir de la actualidad, sino precisamente contemplarla bajo un prisma más intemporal que permitiera, al desdramatizarla, disfrutar más de ella.Durante estos días han sido innumerables las hipótesis que han ido surgiendo acerca de los problemas que puedan haber llevado al equipo nacional a tal o cual situación: desde lo puramente técnico a lo táctico, pasando incluso por lo psicológico y hasta lo metafísico. No dudo de que en cada caso hay ...

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Al incluir cierto tono desenfadado, y en algún caso me gustaría pensar que humorístico, en la confección de los artículos que han ido apareciendo, no buscaba huir de la actualidad, sino precisamente contemplarla bajo un prisma más intemporal que permitiera, al desdramatizarla, disfrutar más de ella.Durante estos días han sido innumerables las hipótesis que han ido surgiendo acerca de los problemas que puedan haber llevado al equipo nacional a tal o cual situación: desde lo puramente técnico a lo táctico, pasando incluso por lo psicológico y hasta lo metafísico. No dudo de que en cada caso hay suficientes motivos para creer que es parte de la solución; simplemente voy a permitirme dar la mía.

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Seré breve. En mi opinión, hay una cuestión fundamental: el jugador nacional, hoy día, ejerce un papel secundario en la configuración de los equipos. El otorgarle ese rol no creo que se deba a la falta de calidad, ni mucho menos; simplemente ahora ha disminuido hasta la escasez el número de los que ostentan cierta responsabilidad decisiva en sus plantillas. Es éste un factor que en otras épocas estaba más extendido en nuestro país, y que hoy día continúa siendo clave en la sucesiva e ininterrumpida aparición de jugadores importantes en los países en los que son ellos los que asumen el peso del conjunto, como, por ejemplo, los países del Este. Por descontado que lo expuesto anteriormente no debe ser interpretado como una excusa a la que acogerse en ningún caso, pero no por ello debe ser un hecho que debamos ignorar inconscientemente.

Dicho esto, deseo dejar perfectamente claro que. mi Intención no es otra que la de ofrecer a quien le pueda interesar un modesto y sosegado punto de vista de la situación y quiere acabar en el tono desenfadado que antes rechazaba, y, recurriendo al tan cacareado dicho publicitario, ofrecer un consejo al lector ante el mar de hipótesis que le inunda. La sugerencia es ésta: "Busque, compare y, si encuentra alguna teoría mejor, créasela". Quizás esta vez logremos no decir que fue un sueño.

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