Un presidente con mal carácter

Ferdinand Piëch es un hombre frío, cortante y de pocas palabras. Su mal carácter se ha puesto de manifiesto a menudo en reuniones con los ejecutivos del grupo Volkswagen. Algunos presenciaron la escena en la que Piëch llegó a abroncar al dimitido presidente de Seat, Juan Antonio Díaz Álvarez.El presidente de Volkswagen, un austriaco de 57 años, nieto por parte de madre del fundador de la casa Porsche, suele poner cara de pocos amigos cuando en una reunión alguien le pregunta algo que no le gusta. "Eso ya lo he contestado antes. Si quiere se lo repito", suele ser la manera de que nadie pregunte...

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Ferdinand Piëch es un hombre frío, cortante y de pocas palabras. Su mal carácter se ha puesto de manifiesto a menudo en reuniones con los ejecutivos del grupo Volkswagen. Algunos presenciaron la escena en la que Piëch llegó a abroncar al dimitido presidente de Seat, Juan Antonio Díaz Álvarez.El presidente de Volkswagen, un austriaco de 57 años, nieto por parte de madre del fundador de la casa Porsche, suele poner cara de pocos amigos cuando en una reunión alguien le pregunta algo que no le gusta. "Eso ya lo he contestado antes. Si quiere se lo repito", suele ser la manera de que nadie pregunte más.

Piëch mantuvo ese tono frío en el encuentro que mantuvo con el ministro Eguiagaray el pasado lunes. El presidente de Volkswagen expresó al ministro su malestar porque las ayudas a Seat hayan topado con la Unión Europea. Fuentes del grupo afirman que Piëch también está enfadado con sus propios servicios jurídicos que bendijeron la operación.

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Algunos dicen que está cansado de batallar cada día con los problemas de Volkswagen y que ha comentado quién puede ser su sucesor: el actual presidente de Porsche, Derekin Wedekin. Otros dicen que no dejará el cargo hasta que enderece el grupo.

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